Percepción
Una mañana al despertarme he tenido una extraña percepción de todo lo que me rodeaba.
Es algo tan extraño que no tengo la menor idea de cómo contarlo.
Como todos los días, el sol es mi despertador, jamás corro las cortinas de mi ventana, vivo en un décimo piso y no hay manera de que mis vecinos puedan verme desde sus casas así que es muy fácil para mí dormir con las cortinas descorridas y así aprovecho la llegada del sol que me despierta suavemente.
Pero, como les estaba contando, ese día fue distinto, sentí algo muy extraño en mi cuerpo y en mi mente, me parecía estar en un lugar totalmente diferente a mi dormitorio, a mi casa, a todo lo que me rodeaba.
Soy soltero y vivo solo y por supuesto no tenía a nadie en ese momento en mi casa para decir a alguien lo que me estaba ocurriendo.
Eran las ocho de la mañana y por supuesto tenía que levantarme para ir a trabajar, aunque después recordé que era domingo, pero nada en mi cuerpo me permitía hacerlo, como pude me senté en la cama cuando de pronto miro hacia la ventana y allí veo algo muy extraño, un enorme pájaro me observaba.
No entendía nada de lo que estaba pasando, era imposible que un pájaro tan grande estuviera posado en mi ventana.
Como pude me levanté y fui al encuentro de tan hermoso pájaro que me hablaba, eso era más de lo que podía soportar, sabía que no estaba loco, de eso estaba seguro, aquello no era normal.
Por supuesto aun sabiendo que no estaba loco, le pregunté qué hacía casi dentro de mi dormitorio a lo que el enorme pájaro me contestó que ese era un día muy especial y que estaba allí para mostrarme el mundo tal cual era y no como yo me lo imaginaba.
A pesar de saber que todo aquello no podía ser real, seguí hablando con el pájaro quien me dijo que me vistiera que, ya que era domingo y no tendría que trabajar, me llevaría a recorrer distintos lugares a los que de otra manera me sería imposible ir.
Siempre siguiéndole la corriente al intruso pájaro, me vestí y al poco rato me encontraba montado en aquel hermoso pájaro como si fuera un caballo y aunque parezca raro, me sentí extraordinariamente bien, ni siquiera sentí temor de caerme, sabía que él me protegería.
Volamos tan alto que por momentos sentí marearme, pero él me dijo que respirara muy profundo y que pensara en cosas que me gustaría hacer o ver.
Entonces imaginé que estaba el Italia, siempre quise conocer Venecia, ese era mi sueño para cuando pudiera juntar el dinero para viajar.
Tan pronto como lo imaginé, me encontraba en Venecia sentado en una góndola donde el gondolero me llevaba muy despacio para poder observar todo.
Era tal mi sorpresa que el pájaro me susurró al oído que aprovechara esa oportunidad y que grabara en mi mente todo lo más que pudiera de lo que veía y sentía porque quizá cuando volviera a mi casa todo sería distinto para mí.
Después de aquel viaje volví a estar sobre el pájaro que ahora me decía que el mundo no es sólo Venecia, que tendría que conocer muchas otras cosas que quizá no me agradaran, pero que formaban parte de la vida.
Entonces de pronto me encontré en medio de una guerra horrible, los cañones me taladraban los oídos y las bombas derribaban edificios como si fuera un juego de computadora, esos que están tan en moda entre los niños y que no hacen más que mostrarles lo peor del ser humano y casi sin darme cuenta recogí una bala que estaba tirada entre los cadáveres de la gente y la guardé en uno de los bolsillos de mi pantalón.
Le dije que no quería estar allí, que eso no debía estar sucediendo a lo que el pájaro me contestó que esa era la vida real, la que estábamos construyendo día a día en miles de lugares y que poco a poco nos acercábamos al final de nuestro querido planeta y que no iban a ser los extraterrestres los que lo destruyeran como suponíamos, que por el contrario aquellos seres a los que así llamábamos estaban tratando de ayudarnos sin que nos diéramos cuenta tratando de culparlos de algo que era muy del ser humano, su propia destrucción.
Tan mal me sentí que sin darme cuenta estaba otra vez en mi cama, temblando de pies a cabeza y transpirando como si hubiera ido al gimnasio.
De pronto miré hacia la ventana y un pájaro azul parecía sonreírme, era de tamaño normal, me levanté y le di unas migajas de pan que comió y hasta parecía que me agradecía.
Mi cuerpo y mi mente volvieron a la normalidad, ya no temblaba ni traspiraba, el día era hermoso, el sol había logrado penetrar en mi dormitorio y pensando que aquel sueño me había enseñado mucho, pero que no era más que un sueño, mi pensamiento por un momento volvió a aquellos lugares y todo me pareció increíble salvo por algo que ahora si me hizo estremecer, una bala en mi bolsillo.
Omenia
14/10/2023
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