A cada siete días,
por unas pocas horas,
tengo la dicha
de tus labios habitando los besos;
tus ojos, la mirada;
tus manos, las caricias;
y tu voz, las palabras.
La verdad es que ya me acostumbré
a esos siete días
en que estos moradores andan ausentes
¿o me resigné?
Mejor no pensar en la diferencia
porque «el amor no debe tener prisa» dicen…
Y sin embargo este imperativo romántico ofende
en el intersticio atroz
en que soy un hombre lleno de casas deshabitadas.
David Galán Parro
10 de octubre de 2023
Texto agregado el 09-10-2023, y leído por 127
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Lectores Opinan
12-10-2023
Con sencillez y ternura expones tus deseos. Buen poema. Abrazo. sendero