UN VIAJE A LA CONCORDIA
Salimos a las siete de la mañana, rumbo a la Concordia, sitio dónde se unen los ríos Cómeza y Chicamocha, y donde ésta comenzando a enfilarse el Cañón, el segundo más importante en el planeta.
El Cómeza desciende, del Parque Nacional Natural de Pisba, específicamente del páramo de Pisba, nace en la laguna del tablón y corre de sur a norte en un trayecto de 20 kilómetros; aquí se une al río Chicamocha, que viene de Tunja, desplazándose, por el territorio boyacense, punto de límite entre los municipios de Socha, Socotá y Sativasur.
El lugar es escogido, porque su nombre engrandece este lugar amado por los socotenses, emprendimos el camino, todos muy bien aperados, con gorras, ropa cómoda y tenis, algo de comida rápida, y su cantimplora con líquido, avanzamos por cerca del cementerio y cogimos el camino, por la vereda de Comaita, pero en su transitar, el camino estaba cercado, con piedras al lado y lado, nos impregnaba el olor de los cañaduzales, de las chobas, de los cóngolos, de las granadas, de las naranjas, de las guayabas, de los aguacates, de las granadillas, de las chirimoyas, árboles frutales que, en este clima templado va transformándose en caliente, hasta el nivel, donde se encuentran los ríos mencionados.
Allí, una vez descansados de la caminada, pudimos observar desde una montaña, como el Chicamocha absorbía al Cómeza y sus aguas unidas se enfilaban, entre desfiladeros que, cada vez que sus aguas corrían, se pronunciaba más el cañón, y encima de este, a unos metros aguas abajo, a unos 300 metros de altura, se balanceaba un puente colgante, que une a Socotá con Sativasur, tierra de romería del Cristo de los Milagros y cuya fiesta se celebra el 28 de enero de cada año.
Disfrutamos de la pesca, para el almuerzo, y nos bañamos, en estos pozos rodeados de piedras, comimos frutas, miel y chinitas en las moliendas.
Aguas abajo se encañona, en un trayecto de cinco kilómetros, entre territorios de Sativasur y Sativanorte, por el occidente y Socotá, por el oriente, a orilla de las veredas de Pueblo Nuevo, San Igmidio y Chusvitá, hasta llegar a la quebrada el Buitre, sitio que limita, los municipios de Jericó, Socotá y Sativanorte, más conocido como el peñón de Guaquirá.
Sigue su recorrido, por tierras santandereanas, haciéndose más evidente el cañón, terminando, cuando se forma el río Sogamoso. Por su belleza y majestuosidad es candidato a convertirse en Patrimonio de la Humanidad.
Y al atardecer, un poco cansados, por la caminata y las actividades, de regreso, por el mismo camino, saboreando los olores, y comentando lo maravilloso de la naturaleza, llegamos al pueblo, entre oscuras, porque el alto de Sagra, al occidente marca la noche, al no dejar que los rayos solares iluminen la depresión cordillerana, donde ésta el pueblo.
Contentos y cansados, cada uno a sus casas, a dormir satisfechos, por el viaje a la concordia.
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