El concurso.
En el Estado hubo un concurso de cuento. No me entusiasmó, porque no tenía la suficiente capacidad para participar. Había escrito bastantes cuentos en una página virtual de escritores y en ese lugar existe un nivel alto de escolaridad y yo ¡Oh, no! Con sacrificio había terminado mi secundaria y tenía inconclusa la preparatoria. Ellos no me aceptaban.
Creo que no sabían que la pasión es al lápiz, como la nota, a la más bella melodía, porque ellos creen que un cerebro sin conocimiento es igual a un incendio sin carbón, por lo que mis textos jamás podrían sobresalir.
Escribir fue algo que aprendí de niña, porque en la ausencia de padres uno los inventa, y en mis versos ¡Carajo! Mis padres fueron poesía. Las mentes infantiles resuelven todo de la mejor manera y es por eso que mis padres, aunque algunos pensaron que eran imaginarios; habían salido de películas y aventuras que la televisión recrea, ya que mis padres transforman en luz y belleza la triste oscuridad ¡Soy tan afortunada!
A veces me siento como una hoja que se multiplica infinidad de veces en el árbol y es que creo palabras que pueden florecer y germinar en el oído de una novia, como la onda de una gota en el aguaje.
Después, conforme crecía; tuve que empezar a ocultar su presencia, a guardar los versos y canciones en un lugar secreto de la mente, donde nadie pudiese confundir a mi familia con locura ¡Los amo tanto! No soportaría que alguien les lastimara.
Mis padres son como chispas de luz en mi cabeza, que iluminan como estrellas en la noche. Debe ser por eso que tengo tantas cosas que contar.
Retomando el tema del concurso, mandé algo que escribí de prisa y que no consideré de ningún valor literario, la historia de un loco ¡Otro loco! Que al estar desesperado por la situación económica que vivía se metió a robar un banco. El hombre era tan conocido que cuando apareció de forma amenazante, todos dijeron su nombre con sorpresa.
Con este texto gané el concurso en la comicidad de un hombre desesperado, parecido a un niño que llora de frío, sin padres que lo consuelen.
Deja te cuento que inmediatamente le dije a mis padres y se pusieron tan felices que casi podía verlos ¡Eran tan reales! Qué bueno que mis padres son poetas, porque así ellos me ven allá donde no existo.
RH |