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Inicio / Cuenteros Locales / sendero / Fragmento de la duda no incluida en la historia

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Esta parte del trayecto hacia las cabañas es poco transitado, es como una brecha entre ceibas y zacatales. Nos desprendemos del cinturón de seguridad y nos besamos una y otra vez. Me recorre el talle y la parte abultada de la blusa. Me toma de la muñeca y la conduce hacia su pierna. Me incita y recorro y aprieto su muslo hasta llegar hacía lo que se esconde bajo su pantalón. Él se ha bajado el zipper. Abarco su dureza y no entiendo cómo es que todo esto lo haya abrigado. Percibo el latido de sus venas. Él conduce despacio, y por el vaivén me balanceo. Ha tomado mi nuca y comprendo lo que desea. No lo rechazo, también me perturba y pasan por mis ojos escenas eróticas de la televisión. Cautelosa olisqueo, lamo. Apenas si puedo. Aprendo. El sabor de su transparencia, el olor, su gemido su cara de satisfacción y el amor son una fuerza poderosa que está por encima, él disfruta y eso es una razón poderosa. Todo lo de afuera desaparece y te concentras en el placer que se muestra al sentir que una laguna se ha formado entre las piernas. También hay temor a que alguien entre los zacatales pueda imaginarse. Es un plus que excita y no sabes el porqué. El paisaje era silencio y complemento, es de mañana y el aire apenas mueve los árboles. Me transporta la imagen donde el amor florece entre la hierba.

Salgamos, la mañana es linda. Al quedar frente a frente, me besa, le respondí entrelazando mis manos a su cuello. Me llevó cargada y me sentó sobre la cajuela del carro. Me abrazó de la cintura y escondió su cara entre mis piernas. Sentía su boca y leves mordidas en mis muslos. Levantó mi vestido y desde las rodillas empezó a besarme hasta llegar a mi centro. Un cielo claro. De no sé dónde el ruido de las chicharras fue de lo último que tuve conciencia. Lo abrace con mis piernas. Cerré los ojos, apreté dientes y puños. Cientos de descargas que reunidas corrieron hasta el fin de mi abdomen. Vibré, reía, me quejaba, no lo sé, pero al final solo tuve fuerzas para echarme a sus brazos.  Minutos después almorzábamos con mucho apetito.

Texto agregado el 11-09-2023, y leído por 362 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
11-09-2023 Linda toma del amor, cariños yosoyasi
 
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