El médico de la familia, después de examinar a Matías, les dijo a todos los integrantes de la familia García:
-No hay nada qué hacer por él, denle todo lo que él quiera.
Después que se fue el médico, pronto le mandaron a traer comida internacional, sobre todo comida peruana, a Matías le fascinaba la comida de mar: Mariscos, ostras, cangrejos y salmones. El enfermo comió como nunca lo había hecho, pero la suerte estaba echada, en pocos días moriría y que bueno que se fuera bien alimentado para el otro mundo. Cada día le daban algo diferente, sin importar el costo. Pasaron varios días y el enfermo no daba muestras de morir pronto. Fueron a la iglesía a pedirle a Dios un favor, pero el súpremo estaba muy ocupado atendiendo otros casos más urgentes. Al llegar a casa, no encontaron al enfermo. Enseguida dieron aviso a la policía, tres policias, no demoraron en llegar. Escucharon con atención a todos los miembros de la familia Garcia. Salieron por un momento, hablaron por radio teléfono con su jefe. Luego entaron a la casa. Todos estaban llorando, al rato llegaron tres miembros de la fiscalía y se llevaron detenidos a todos los García, pues el enfermo los denunció, por darle de comer solo migajas. Habían ido a la iglesia a rezar para que Dios se acordara pronto de Matías, pues querían repartirse pronto la herencia, pero Matías le había hecho escritura al padre Benito, quien era el único que le llevaba a escondidas ,no solo la hostia, sino una mujer joven para despertarle el apetito por la carne.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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