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Aún existe el mañana.

Hoy es el cumpleaños de Ramiro…
Ramiro cumple muchos años, más de los que quisiera y menos que los que representa. Ramiro era un hombre de campo, nacido en una pequeña cabaña, hijo del peón de la estancia, donde sus padres trabajaban para la riqueza de sus patrones, sin más educación que la que la vida le enseñó, pero ese día decidió que no viviría de malos recuerdos, al contrario, quería recordar los momentos de felicidad, los que podía contar con los dedos de sus manos sabiendo que el ser humano no nació para ser feliz, que la felicidad era la menor parte de la vida y que se daba muy de vez en cuando, que lo demás era tristeza y soledad.
Se levantó muy temprano, se vistió con su mejor traje, que aunque tenía muchos años aún le servía, buscó aquellos zapatos de charol que el patrón le había regalado porque a él no le gustaba ese material y se los puso, entonces buscó algo entre sus pertenencias, porque estaba seguro que su madre se lo había regalado hacía de esto muchos años y lo encontró, era una cajita con un frasco jamás abierto que contenía un perfume y se lo puso, pensaba que aún se podía sentir una leve fragancia que por momentos le recordaba a su madre.
Cuando terminó su arreglo personal, salió rumbo a la ciudad.
Tenía dinero, tantos años sin gastar nada, porque a pesar de que sus padres hacía muchos años que habían muerto, él seguía siendo el hijo del peón y con sus mismos deberes, pero no se quejaba, tenía casa y comida que no pagaba por orden de su antiguo patrón que al morir lo recompensó en su testamento por tantos años de servicio y que los nuevos patrones aceptaran los términos del testamento, Ramiro seguiría trabajando para ellos hasta que quisiera jubilarse.
Lo primero que hizo fue ir a desayunar a una confitería, lo hizo opíparamente, eligió las mejores masitas, un café con leche y un jugo de naranja, como lo viera en las películas y se sintió un rey.
La gente lo observaba pensando que era un extranjero por su forma de vestir que, aunque estaba muy elegante, aquella vestimenta había pasado de moda muchos años atrás.
De la confitería salió a recorrer la ciudad, hacía tantos años que no iba que todo le parecía nuevo y así caminando llegó la hora del almuerzo.
No tenía ni la menor idea de dónde ir a almorzar, pero sabía que tenía que hacerlo, la caminata le había abierto el apetito. Al pasar un muchacho, le preguntó si conocía algún lugar donde pudiera almorzar y el joven le respondió que a dos cuadras de donde estaban había un restaurante que servían muy bien, Ramiro agradeció y allí se dirigió.
Pidió una parrillada completa para uno y ensalada con una botella del mejor vino y para postre una torta de shantilly con frutillas, todo se le antojó delicioso, había almorzado como un rey y se sentía feliz.
Para que tanta comida no le cayera mal, volvió a caminar, mirando cuantas vidrieras encontraba a su paso hasta que entró a un cine, hacía muchos años que no lo hacía y vio una película de acción que no terminó de agradarle del todo, mucha violencia para su gusto.
Era temprano y de pronto se encontró en la puerta del zoológico, eso le trajo muchos recuerdos, su madre una vez al mes lo llevaba a ver a los animales enjaulados que tanto le gustaba, pero al entrar nada era igual, ya no había jaulas los animales que se podía ver eran cisnes y patos y algunos pájaros en jaulas enormes, pero ya no estaban ni los tigres, ni los leones , ni los elefantes con sus enormes trompas, nada era igual y aunque Ramiro sabía que quizá esos animales estuvieran mejor en selvas y en sus lugares de origen que enjaulados, no dejó de sentir tristeza al no volver a verlos. Rememoró entonces aquellos años de su niñez recordó a sus padres, siempre trabajando y a él mismo y otra vez sus ojos se entristecieron, pero se dijo que hoy en su cumpleaños número, ya ni lo recordaba, sólo pensaría en los días felices y dejó aquel proyecto de zoológico para sentarse en el banco de una plaza a observar a las palomas y a la gente que pasaba tan de prisa sin siquiera notar su presencia.
Cruzó a una panadería y compró una flauta, el pan preferido por él y lo fue desmenuzando hasta que cientos de palomas lo rodearon, en ese momento se sintió feliz.
Tanto trajín lo cansaron y sin que se diera cuenta, se durmió rodeado de palomas y de los niños que lo miraban.
Al despertar ya era de noche, la luna llenaba la fuente de la plaza y volvió a sentir hambre, nunca en su vida había comido tanto, pero el caminar y el deseo de estar en lugares diferentes lo llevaron a un lugar bailable donde servían la cena mientras los clientes bailaban y escuchaban a una orquesta que le agradó muchísimo, diferentes tipos de música, tangos, melodías y hasta boleros antiguos llenaban con sus ritmos el lugar, casi estaba terminando la velada y otra vez volvió a sentirse como un rey y pensó que esa noche no volvería a su casa, elegiría un hotel de cinco estrellas para terminar su cumpleaños, nunca se sabe qué puede ocurrir al día siguiente.
Siempre preguntando, encontró un hotel que por lo menos por fuera, era muy agradable.
Le dieron la mejor habitación, la cama era enorme, un barcito lleno de bebidas lo tentó a tomar una cerveza, se sentía en otro mundo. Una camarera golpeó su puerta y le trajo una torta pequeña diciéndole que era obsequio del hotel, que el encargado al leer su documento se enteró de su cumpleaños.
Ramiro no podía creerlo, desde hacía muchos, pero muchos años nadie le había dado un obsequio y aquella torta obsequiada por extraños era el broche de oro para un día lleno de felicidad y de nostalgia que atesoraría en sus recuerdos por el resto de su vida que, a pesar de todo estaba seguro aún no terminaría y que, aunque habría momentos tristes, aún surgirían momentos felices y que aún existiría un mañana.

Omenia
1/9/2023

Texto agregado el 01-09-2023, y leído por 135 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
03-09-2023 Viví y disfruté cada momento con el personaje. Muy bueno ome yosoyasi
02-09-2023 —Un cumpleaños inolvidable. —Desde mi punto de vista, esta tan especial celebración de cumpleaños siempre estará presente el el tiempo de Ramiro, porque el tiempo no es ayer o mañana, es una prolongación perenne de hoy. —Un abrazo. vicenterreramarquez
02-09-2023 Lo disfruté a la par de Ramiro, te lo aseguro. El cuento es largo, sin embargo se me hizo cortito de tanto caminar y probar delicias. Me encantó!!! MujerDiosa_siempre
02-09-2023 Ramiro hace parte de aquellos seres increíblemente sabios, que en algún lugar de la vida se reaparecen, Aquí mis cinco Pentagramas_5_ Juan_Poeta
02-09-2023 Me gustó. Marcelo_Arrizabalaga
01-09-2023 Bien por Ramiro. Conozco alguien así, que trabajó toda su vida y sigue trabajando sin parar ni para disfrutar lo ahorrado. Ojalá en algún cumpleaños haga lo que Ramiro. Un abrazo, Ome Dhingy
01-09-2023 Claro que existe, todo lo que no vivió ramiro, lo descubrió ahora con sus zapatos de charol, su almuerzo, su paseo por la plaza con las palomas, la cena, al final el hotel donde le regalaron una torta, te quedo fresquito. Un cuento muy hermoso, espero que Ramiro lo lea, gracias por pasar amiga mia.***** Abrazo Lagunita
 
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