Mis mareas se aferran a tu gravedad:
Eres mi luna,
Mi noche y mi deseo,
Y en el azul que no observas
Tu cicatriz en mí duerme plácida,
En el remanso de mis tempestades.

Gracias a ti la tormenta me enseña
A mantener la templanza
Frente a toda ilusión, futurismo y preocupación,
Que los años y los otros
Dejaron regados en mi consciencia.

Me basta con esperar y confiar:
En el viento que nos acerca,
En mi fuego que te abriga,
En tu tierra que me enraíza,
En el agua que efluye de nuestra mirada

Cuando te miro y me hechizas
Cuando me miras y te quemas
Cuando olvidamos la arena del tiempo
Y nos sumergimos en nuestra noche

Noche que se lame como un gato
Que se sana las heridas
Y acompaña a la luna
Mientras corre libre sobre los techos
Mientras caminamos juntos
Entre la luz y la sombra,
Mientras encarnamos los versos de Adán
Que me inspiran de ti y
Que te escribo para no arder en mí.