Querida Ilse
‘Querida Ilse’ con esa frase que sonaba a carta del siglo pasado comenzaba aquel primer mensaje de voz. Lleno de palabras ceremoniosas y halagadoras. De elogios a su sonrisa. De requerimientos. Los ‘quiero verte en persona’, ‘no soporto la espera de verte personalmente’, ‘¿que te parece en el café tal?’, ‘¿tal día y hora puedes?’ Su voz seductora y varonil. Todo eso la excitaba. Lo oía otra vez, nunca la aburría. Su primer mensaje de voz luego de intercambios de mensajes de texto y algunas fotos. Era guapo ,de aspecto seguro, aunque a sus ojos le faltaban lo que tiene todo hombre con sus cuentas bancarias firmes. Una mujer ve eso. Y el galán en tren de caza, eso se veía como un farol. Ella le contaba, con reservas obvias y manteniendo al tipo a la distancia, sobre sus gustos, sus sueños. Sobre su acompañada soledad solo le hablo mas adelante, con mas confianza. El le hablaba sobre sus cosas y metas. Sobre conocer a alguien especial que lo tocara dentro y que ‘aleluya’ acompañado con una carita feliz. Y de esas cosas que la hacían reír. Luego de semanas de intercambios y charlas telefónicas acordaron cita.
La primera vez fue volver a vivir. Charles sabia tocar y decir al oído. Sabia tocarla a ella y decirle en su oído. Su corazón latiendo fuerte, el poder besar con ganas. La aventura de vivir una historia la revivió en ese aspecto de su vida. Ella no era ninguna amargada, sabia reír y cantar a pesar de todo ¡que diablos! se decía a si misma.
Luego la vida se entrometió con sus vicisitudes. ¿Por qué no me llamas? ¿Dónde estabas? Ocurría en ambos sentidos. Y el siempre con requerimientos ‘quiero verte mas’ ella ‘hoy no puedo’, el ‘hace rato no puedes’. Y así la vida. Hoy una pelea mañana una reconciliación. Y mandar al diablo al patán para volver a encontrarse una vez mas. La ultima patada que le dio parece ser la ultima. Hace rato no lo ve y lo extraña. Eso le hacia recordar una canción que escuchaba de adolescente que hablaba de una chica y su primera vez. Se le quedo grabada una parte de la letra ‘el no sabe si la quiere y ella esta enamorada’. No, mama ya no esta para esas pendejadas se dijo y se tiro sobre la cama. El celular a la altura de la cara y con una sonrisa volvió a revivir, en parte, la magia poniendo el mensaje de voz al comienzo: Querida Ilse…
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