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Chabacanísimo.

Valentino Maciel: Dueño del hotel.
Walter Andrés: Turista español.
Carlos Teodoro: Empleado del hotel.
Américo Lewis: Pensionado.
Evelyn González: Samuel Chávez.

Escena uno.

En el salón comedor, de un hotel llamado Hotel del Puerto; frente a un gran ventanal de tipo vidriera.
Valentino Maciel: Entonces, como les venía diciendo, para evitar tener que anotarlos en Blanco, les propongo lo siguiente, formar una cooperativa en exclusivo referido al orden gastronómico, donde deducidos los gastos principales, dividamos las ganancias en partes iguales. Y desde mañana mismo a primera hora del desayuno, el salón comedor pasaría a ser un bar y restaurante abierto a la comunidad donde pueda entrar cualquiera.
Walter Andrés: Cuanto orgullo. Permiso. Saco unas fotos de los platos y se las envío a mi madre por Wasape.
Valentino Maciel: No seas pollerudo, Walter Andrés, deja de joder con las mujeres. Permite que las charlas entre los varones, estén exentas del ojo espía de las Cleopatras.
Walter Andrés: Disculpe que lo contradiga, pero cuando se trata de la madre se deben dejar de lado las disputas entre machos y hembras.
Valentino Maciel: Tienes razón, es que últimamente ando queriendo crear una asociación machista capaz de contrarestar al feminismo ladrón, que siempre hace de lo sencillo de entender, algo complicadísimo apartado de la naturaleza, que por mas virtudes que uno traiga de la cuna, se hace imposible estar de acuerdo en algún item de los fundamentos que plantean.
Carlos Teodoro: Sumado a que como forma de castigo nos niegan el sexo; y cuando abren las piernas, hacen bajada de bandera que por cada polvo llevan una cuenta que luego la pretenden cobrar en especias.
Valentino Maciel: El piquete de la vagina.
Walter Andrés: Y encima ahora están queriendo aprender a roncar para jodernos la vida del todo.
Carlos Teodoro: Las hembras, con su maldita autoestima, pretenden crear en el hombre una conciencia tal, capas de soportar insúltos sin que por nada apelemos al factor fuerza; cual si a un perro se lo quisiera adiestrar para evitar montar perras en celo.
Américo Lewis: Apuesto a que muchos de los femicidios es porque han cerrado cabaret y piringundines, y los divorciados sin novia no tenemos donde ponerla.
Valentino Maciel: No desesperen que por gracia de la inteligencia artificial, bien pronto se podrán saciar las ganas por medio de sendos robots programados en hacerlos fantasear a la vez de gozar de lo lindo.
Carlos Teodoro: Afortunadamente entre los robots no existe el deseo sexual; que por la programación de las tareas perfectamente asumen su identidad de maquinarias sin hacer ridículos planteos de género y especie.
Valentino Maciel: Pero sin embargo existe un gran peligro de terminar siendo dominados por la inteligencia artificial. Porque con la ayuda de los hacker los robots pueden llegar a ser malditos. Autodeterminarse. Además de fabricarse ellos mismos, y abastecerse sin ningún tipo de ayuda del hombre. Crear todo tipo de insumos. Y por medio de las guerras someternos a la esclavitud de tener que atenderlos nosotros a ellos. Y hasta, si quisieran, desterrar de la faz de la tierra todo tipo de vida posible.
Carlos Teodoro: Entre la inteligencia artificial y la lucha contra las mujeres, qué panorama nos espera por delante.
Walter Andrés: ¿Saben como les dicen a las feministas? Palo de la selfie, porque se estiran para sacarnos todo.
Américo Lewis: Al pretender igualarse con los varones así van perdiendo sus antiguos privilegios, y cuando se quieran acordar será demasiado tarde para regresar adonde estaban.
Walter Andrés: Y qué negocio se han perdido huyendo del solidario oficio de revolear la cartera.
Valentino Maciel: Triunfa el lenguaje inclusivo pero las mujeres siguen diciendo me chupa un huevo.
Walter Andrés: Ellas se defienden entre ellas cual si fueran la escencia misma de la existencia, y los varones vendríamos a ser como un costado oscuro allí de prestado.
Valentino Maciel: Me aterra decirlo pero estamos en la nueva Era donde la pobrecita vocal O, ha sido injustamente sustituída del vocabulario, y por poco expulsada del propio diccionario de la real academia española.
Américo Lewis: Aleluya aleluya, en los cables de la luz se ha pozado un tremendo guacagayo.
Valentino Maciel: Se balancea cual si fuera un acróbata a la espera de un gran salto de doble vuelta mortal.
Walter Andrés: Y nos observa con ojos de vigilante cual si sospechara que somos unos malechores.
Américo Lewis: ¿Es un guacamayo, es un papagayo, o es un tucán?
Carlos Teodoro: Da igual, son idénticos, parientes cercanos, un único animal.
Valentino Maciel: Pongan lechuga morada en el rulo de la reja a ver si se hace amigo y así lo podemos atrapar.
Walter Andrés: La ciudad de la Boca con sus ranchos típicos de colores quedan hechos unos garbancitos sin remojar con relación a semejante ave.
Valentino Maciel: Debe de haber quedado de la despedida de Riquelme.
Carlos Teodoro: Viva Messi, viva Román.
Américo Lewis: Viva el papagayo o guacamayo, o como lo quieran llamar.
Carlos Teodoro: Mejor convídalo con una croqueta que de seguro se nos viene encima.
Valentino Maciel: Oigan; allí en la vereda, creo estar viendo la imagen difusa de una botella gigante, cual si fuera un ascensor para subir al cielo.
Carlos Teodoro: Aviso que yo también creo ver un monumento de dejarte mudo.
Walter Andrés: Tiene la apariencia de una botella de vino.
Américo Lewis: Suena improbable que los cuatro estemos alucinando, al mismo tiempo la misma cosa.
Valentino Maciel: No te creas tanto, hay drogas que te transportan a un mismo lugar.
Walter Andrés: Como sea, lo mejor será que saquemos unas fotos para ver que nos devuelve la cámara.
Américo Lewis: Nada, a mi no aparece ninguna botella...
Walter Andrés: Y a mí tampoco...
Carlos Teodoro: Cero. ¿Será que tengo poca carga en la batería...
Américo Lewis: A mi modo de ver, debe de tratarse de un espejismos del más allá, producto de una realidad emergente que puja por dar a luz un milagro.
Valentino Maciel: Como odalisca entre las tinieblas, seguramente obra maestra del inconciente colectivo de un pueblo ávido de parranda.
Walter Andrés: Apuesto a que pronto será una realidad imposible de ignorar o de llevarse por delante.
Américo Lewis: E inevitable de provocar lágrimas de la tanta admiración.
Valentino Maciel: Propongo salir a fuera a mirar de cerca.
Américo Lewis: No nos apresuremos en levantar polvareda porque se ve que como bollo de pizza esta dimensión está levando.
Walter Andrés: Pareciera estar hecha de papel barrilete...
Carlos Teodoro: ¿Es una verdad verdadera o por el contrario una imagen de corte espiritual que se divierte en vernos en extremo anonadados?
Valentino Maciel: Sugiero regresemos al salón comedor a seguir morfando las delicias que aquí el compañero ha preparado con tanto profesionalismo de destacar.
Américo Lewis: Entonces de inmediato, con sumo esmero, he de regresar a mi tarea de mozo.
Carlos Teodoro: Si llegásemos a formar una cooperativa, considero que el servicio de mesa y la propina deberían ir a un fondo común.
Valentino Maciel: No, si, claro, si vamos a ganar los mismo la propina también se comparte.
Américo Lewis: Antiguamente, los militantes de los partidos políticos, ponían el acento en querer convencer a los votantes con argumentos abalados por la filosofía, pero esa costumbre se fue perdiendo y ahora solamente impera el discurso del odio.
Walter Andrés: Con la tercera guerra mundial que se nos viene encima, y con lo costosa que son las armas, por mas cooperativa que haya será imposible levantar cabeza.
Carlos Teodoro: Un momentito, señores, revisando miren lo que vengo a descubrir, el gran cocinero, futuro miembro de la cooperativa, lleva en la mochila ocultas pastillas de fentanilo.
Valentino Maciel: Asunto resuelto, he aquí la panacea que provoca el nuestro delirio de estar alucinando una botella del tamaño de un monumento.
Walter Andrés: Nada que ver, son analgésicos para desinflamar la osamenta.
Américo Lewis: De forma curvada, rodeando los bordes, bien clarito dice fentanilo.
Valentino Maciel: Ya me doy cuenta, en lo que se refiere a la manipulación de los alimentos, se han entreverado partículas de fentanilo en las distintas recetas.
Walter Andrés: Diría que son letras engañosas venidas de vaya a saber donde coño.
Américo Lewis: Anduviste manipulando fentanilo y nunca te limpiastes las manos.
Walter Andrés: Estáis en un error, además, siempre que cocino llevo un repasador sujetado a la cintura.
Américo Lewis: ¡Repasador contaminado de fentanilo!
Valentino Maciel: Contaminación cruzada. Y por ello lo que sucede es que estamos metidos en tremenda realidad psicodélica.
Walter Andrés: Reflexionemos lo siguiente, aquí de manera grupal estamos sin saber qué cuernos se ha hecho de nuestra cordura, que bien podemos estar viendo unas grageas que no son tales, con una escritura equivocada por fuerza una visión trastocada. Y antes que cometan una locura sugiero que tratemos de focalizar la mirada y examinar a fondo la medicación que llevo.
Américo Lewis: A decir verdad, yo me siento cual si estuviera viendo con lentes pasados de aumento.
Valentino Maciel: Si, focalizando bien la vista, ahora veo que en realidad se trata de pastillas de dibuprofeno.
Américo Lewis: Sin duda alguna son bulgares analgésicos...
Carlos Teodoro: Por mi parte coincido con ustedes.
Walter Andrés: ¡¿Pero entonces qué es lo que está sucediendo?!
Carlos Teodoro: Muchachos, adivinen que, aquí dice que el puré que estamos comiendo ha caducado hace un tocazo de tiempo.
Valentino Maciel: Nooo.
Walter Andrés: Analizemos a fondo los paquetes no vaya a ser que estemos hablando de otra deformación de la realidad.
Carlos Teodoro: Esta vez sí, aquí, bien clarito, dice que está vencido.
Walter Andrés: Juro que solamente aproveché las ofertas del dos por uno.
Carlos Teodoro: Te crees un gran chef pero en lo concerniente al control sanitario has fallado severamente.
Valentino Maciel: Donde a quedado la virtud de distinguir los momentos de calidad a las porquería de los basurales.
Walter Andrés: Entusiasmado por los descuentos como un gilipoya compré sin mirar la fecha.
Américo Lewis: Entonces no busquemos mas culpables porque entre otras cosas el propio supermercado ha de tener preparado un severo castigo para aquellos que pretendan exhibir su desencanto.
Valentino Maciel: Tampoco exageremos tanto porque el buen sabor nunca puede estar reñido con la salud del cuerpo.
Carlos Teodoro: Presten atención. El colmo de los colmos, una persona sale caminando de la botella.
Américo Lewis: Y viene directo hacia aquí.
Valentino Maciel: Le voy a preguntar qué nos puede decir de la botella.
Carlos Teodoro: Invítelo a almorzar a ver si comiendo suelta la lengua.
Valentino Maciel: Adelante con tu sugerencia.
Evelyn González: (en la receptoría) Buenos días, mi nombre es Samuel Chavéz, quisiera alquilar una habitación.
Valentino Maciel: Ningún problema. Le ha tocado la pieza número cinco, muy confortable por cierto, aquí tiene la llave.
Evelyn González: Bonito edificio, bien ubicado. Y para nada caro.
Valentino Maciel: Permítame que le muestre el salón comedor y mas luego continuamos con el registro.
Evelyn González: Ningún problema.
Américo Lewis: Aquí se suma otro plato diferente, suflé mezclado con coliflor picado bien finito...
Carlos Teodoro: No me digan que no parece comida de reyes.
Valentino Maciel: Mi querido Chávez, se lo ruego, quédese a almorzar con nosotros, la casa invita.
Evelyn González: Quisiera poder decir que si pero no acostumbro hacerlo fuera de hora.
Valentino Maciel: De que fuera de hora me habla si son las doce del mediodía.
Evelyn González: De mi ritmo biológico, donde en éstos momentos para mí son las nueve de la mañana.
Valentino Maciel: Venga, abra la boca y pruebe.
Américo Lewis: Fondiú de puré de papa y tofu con verduras a la plancha...
Evelyn González: Aunque estemos en la Boca me niego abrir la boca.
Valentino Maciel: Che, que buena está la comida. Los felicito.
Carlos Teodoro: Una galería con cuadros de exposición.
Evelyn González: De ser sincero, debo confesar que ésto está tan sabroso que me dieron ganas de contratar la pensión completa. ¡Escucho un escuadrón de soldados caminando por el piso de arriba!
Carlos Teodoro: Tranquilo. Es que estoy samarreando un cubilete.
Américo Lewis: Aquí, les traigo bombas con corazón de cubos de tira de asado, sin pizca de grasa, en la sola cocción de la fritura...
Evelyn González: Hablando de bombas, qué feo se está poniendo el asunto de la guerra, que ámbas potencias hacen despliegue de bombas de racimo.
Valentino Maciel: Resulta alarmante observar, cómo con semejante recalentamiento global, los misiles cuando salen de la plataforma surten a la pobre atmósfera como con un millón de sopletes.
Américo Lewis: Ahora, pregunto yo, ¿sin un soldado mata a una mujer éso también es un femicidio?
Valentino Maciel: Nada que ver, el femicidio es una figura jurídica donde el homicida mata a una hembra motivado por la emoción violenta; pero no necesariamente quiere decir que odie a todas las mujeres.
Evelyn González: Señores, el solo hecho de venir de un vientre materno es suficiente motivo para que no existan atropellos de ese tipo.
Carlos Teodoro: Ojito porque muchas veces las mujeres nos insultan provocando reacciones agresivas por demás lógicas y naturales.
Evelyn González: ¿Ustedes comerían carne humana? Bueno, finalmente se trata de lo mismo.
Carlos Teodoro: Aquí el joven se tuvo que separ de la señora, que aparte de hacerle la vida imposible como para que se vaya del hogar, ahora mes a mes le tiene que pasar una cuota alimentaria, que el pobre está como burro con las orejas caídas debiendo arrastrar un carro con ruedas rectángulares.
Valentino Maciel: Entonces mejor no le des nada y que vaya a hombrear bolsas al puerto.
Américo Lewis: La cara oscura de la luna es cara bonita para los otros planetas.
Carlos Teodoro: Y vos, andas queriendo que Don Valentino te contrate de cocinero para así hacer trueque con el alquiler de la zapie, ¿o no?
Walter Andrés: Y... Para qué negarlo, estaría bueno.
Valentino Maciel: Joven, sepa que por este camino tiene el puesto asegurado...
Carlos Teodoro: Después de la tercera guerra mundial, cuando haya un nuevo orden mundial donde impere la esclavitud, ahí sí vas a obtener empleo con total facilidad.
Walter Andrés: Lo último que se comenta es que los chinos y arabia saudita les han prestado dinero para evitar utilizar las reservas. ¿Y entonces que pasará cuando no les pagen?
Carlos Teodoro: Pagaremos con el litio de hacerse las baterias.
Valentino Maciel: Tené cuidado porque ahora ser bolche en América será una changa irrecomendable, casi igual que ser liberal en Corea del Norte.
Walter Andrés: Ésta comida es blanda, pero lo peor para aflojar los dientes es el pan de panadería cuando se lo come a los tirones.
Evelyn González: La tercera guerra mundial nos viene pisando los talones y los gobernantes latinoamericanos se desentienden del asunto cual si fueran de otro planeta.
Carlos Teodoro: Y ahí quisiera ver a las hembras si se animan a ir al frente de batalla.
Evelyn González: No les irá a pasar nada muy diferente a tener maridos machistas como ustedes.
Américo Lewis: Y ni que hablar si caen prisioneras.
Evelyn González: A mi lo que me tiene totalmente de la cabeza son los robos a plena luz del día, donde a las pobres embarazadas, a punto de dar a luz, se las arrastra de los cabellos por el asfalto sólo para quitarles un celular de porquería.
Valentino Maciel: Con tanta inseguridad, creo yo, los humanos y las humanas le hemos ganado a dios en éso de aplicar castigos.
Evelyn González: Pasa que los ladrones de hoy día se toman el robo cual si fuera un trabajo, y habrán podido comprobar lo que los pueblos son capaces de lograr en cuanto a explallarse por las horas del tiempo.
Carlos Teodoro: Querrá decir los hombres porque las mujeres se la pasan mirando vidrieras.
Valentino Maciel: La tan mentada calidad de vida que nos promete el liberalismo, se hace inviable al tener los gobiernos que enfrentar las enormes cuotas de la deuda externa.
Américo Lewis: Pero, paradojicamente, en las elecciones primarias la sorpresa la ha dado un liberal que dá sus primeros pasos en los asuntos de la política; lo que significa que lo que garpa es la teoría...
Valentino Maciel: Quería preguntarle, querido Samuel Chávez; y espero no se lo tome a pecho. ¿Cómo es posible que usted haya salido caminando de dentro de aquel monumento, cual nave espacial con forma de botella? Lo hemos visto salir de allí, no se puede negar eso, que nos puede decir al respecto.
Evelyn González: La vista no los ha dejado de a pie. En efecto he salido de allí. Pero sepan acompañarme que les quiero mostrar algo. Por favor, ustedes pasen hacia el otro lado, y después de vivir un determinado suceso pasaremos a ver que opinan.
Walter Andrés: Disculpe la cobardía pero prefiero quedarme en vigilando la retaguardia.
Evelyn González: Si desean saber el motivo de mi visita, deberán pasar al otro lado y así vivir una experiencia muy singular, y por cierto por demás fructífera y aleccionadora; con más luego una correspondiente evaluación sobre lo sucedido.
Valentino Maciel: Ha logrado despertar mi curiosodad y hacer que deje los miedos de lado. Y si fuera necesario no me opondría ser un extemporáneo que se anima a viajar por el tiempo.
Carlos Teodoro: Jefe, si usted se prende yo lo acompaño hasta el fin.
Valentino Maciel: Nada de jefe, ya les dije que en adelante aquí no existen más las jerarquías laborales. No obstante, anda Carlos Teodoro, ve tú primero.
Evelyn González: De a uno por vez.
Carlos Teodoro: Vaya, al instante de cruzar creo estar sintiéndome una mariquita al que por cualquier motivo se le tuerce la muñeca.
Valentino Maciel: Aquí pareciera estár todo organizado para transformarnos en verdaderas hembras; que no quiero seguir mirando por temor que me agarre un patatús...
Evelyn González: Observen con detenimiento y verán que no son precisamente unas mariquitas sino mas bien mujeres de cuerpo entero.
Américo Lewis: Esta nueva realidad pareciera ser una enorme manga que nos recibe para luego continuar con el sexo opuesto.
Evelyn González: A ver, digan, ¿siguen odiando a las mujeres como hasta hace un segundo?
Américo Lewis: Mi intuición me dice que para nada.
Valentino Maciel: A mí me pasa que veo todo color de rosa...
Carlos Teodoro: Por mi parte, ha desaparecido el machismo que me determina, y de las diferentes tareas que dejé pendiente, solo me preocupan las que tienen que ver con lo femenino: lavar, barrer, pasar el plumero, regar las florcitas del macetero.
Américo Lewis: Como retumbándome las sienes siento tener un runrunéo mental que acusa estar preocupada por la legalización del aborto.
Evelyn González: Correcto, y en adelante deberán inculcar a sus parientes, que las tareas del hogar deben dividirse por partes iguales.
Valentino Maciel: Muchachos, perdamos el miedo que entre los diferentes sexos la mente es la misma y solo nos diferencian los sustantivos específicos del quehacer cotideano.
Evelyn González: ¡Quisiera que entiendan que la actitud opresora de los machistas va creando en la mujer, horripilantes estados de ánimos, hasta el punto de ir despreciando la propia existencia!
Américo Lewis: Me encanta ser señorita por un rato y por qué no por siempre.
Evelyn González: Por el respeto a la libertad de las mujeres deben de querer ser unas luchadoras incansables por el resto de la eternidad. Libertad en todos los sentidos. Libertad de pensamiento, de lo que hacer con el cuerpo, y de todo lo demás. Y tú, rezagado, anímate a cruzar, a ver si después sigues siendo el mismo machito cabrío de cornear por la espalda.
Walter Andrés: No, gracias, prefiero continuar custodiando el boliche.
Américo Lewis: Las cuestiones del amor tienen tanto corazón que la vida es bonita como bella primavera.
Evelyn González: Y ahora me toca a mí y mas luego sabrán quien soy.
Américo Lewis: Tarda demasiado en salir...
Evelyn González: Aquí me tienen. Soy Evelyn González, la reencarnación sucedida luego de una larga cadena de mujeres que hicieron huella en la historia de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Empezando por ser una mártir importante de aquella funesta etapa de la Santa Inquisición. Con últimamente haber sido Simone de Beauboir y mas luego Alicia Moreaux de Justo; para finalmente ser la que aquí ven, víctima de un cruento femicidio quien finalmente se reencarnara en un inteligente guacamayo.
Walter Andrés: Sin duda eres un ser de luz, diferente de nosotros, pues a ti la transformación te ha venido con ropa incluída...
Valentino Maciel: Estás regia, luces como una modelo de pasarela.
Evelyn González: He venido a querer cambiar, sus podridas mentes por unas nuevas mas flexibles. Aunque para ello se hace imprescindible que vuelvan a pasar para de nuevo ser hombres y así poder comprobar si han mejorado aunque mas no sea un poco.
Valentino Maciel: De acuerdo. Allá vamos. Cosa de locos, regresando en sentido contrario vuelvo a sentirme varón de los cien barrios porteños. De nuevo robusto como ombú de cien años, que ni siquiera un poco mujercita me siento. Mi Buenos Aires querido...
Carlos Teodoro: Y a mí igual. El delicado andar que tenía se me ha esfumado por los poros como cuando en el verano jugando a la pelota transpiro. Machito pujante y resolvedor de problemas siento recobrar las fuerzas vitales masculinas de gran importancia para mi vida.
Valentino Maciel: Sin embargo debo de aclarar que pese a ser de nuevo varón para nada concidero haber obtenido una medalla de oro.
Evelyn González: Bien, bastante bien. Por demas prometedor...
Américo Lewis: Y aquí tenemos al superhéroe flaco escopeta, amigo fiel y justiciero, firme de caracter, que cuando se enoja hace temblar las paredes cual terremoto de ocho y pico en la escala de richter. Pero debo confesar que no obstante el corto tiempo que nos duró la transformación, por mi parte percivo con aires de nostalgia la despedida de aquella señorita que por un segundo fuí sin hacerme demasiados cuestionamientos.
Evelyn González: Entonces saquen como conclusion ser lo acontecido algo bastante benigno como para negarse a repetir la aventura de atrevesar la botella cuantas veces sea necesario.
Valentino Maciel: Te cuento Evelyn, que de joven iba por la vida como paseando por un gallinero colmado de batarasas enamoradas; admirado como las flores, y seductor cual vendedor de ensalada de frutas; tomando a mí paso del árbol de navidad el regalo predilecto ansiado por todos.
Carlos Teodoro: Decime Evelyn, ¿existe alguien que pueda negar que los hombres tenemos mayor contextura física que las mujeres y por lo tanto mas fuerza?
Evelyn González: Como la naturaleza hace venir la misma cantidad de cada uno de los sexos, la conclusión que se cae de madura es que lo importante no es ser igual o distinto sino más bien merecer el mismo respeto.
Walter Andrés: A mí con lo visto me alcanza y sobra como para jamás ni si quiera asomar la visera hacia el otro lado del monumento. Pero sin embargo, el haber visto lo que vi me hace reflexionar en ir deshechando la parte varonil, tan descreída de la igualdad entre los diferentes géneros; que en adelante, con sentido igualitario, cuando me vaya a gustar una muchacha, evitaré pensar en solo querer sacarme las ganas sexuales, tratando con buenas armas de ser por demás seductor, además de cariñoso, aplicando la extrema suavidad hasta en las discusiones más álgidas y severas.
Evelyn González: Pero finalmente tú también deberás pasar para así flexibilizar la mente de machista recalcitrante que ahora ocultas con picardía de ultísimo momento.
Américo Lewis: Mi ex mujer tiene tanto poder sobre mí, casi tanto como un tirano del medioevo, a quien a diario le debo lustrar los botines; aunque si me viera tan renovado en las ideas, calculo que me irá a tratar diferente...
Evelyn González: Te conformas con lo primero que te viene en mente, sin ponerte analizar que cuando un matrimonio con hijos fracasa, indefectiblemente el hombre debe pasar una cuota alimentaria, y además hacer lo imposible para que sus hijos crezcan sanos; entonces tu esposa exige algo que lejos de ser un capricho es una verdad indiscutible.
Américo Lewis: Si, preciosa, pero mi economía para nada soporta el tener que dividir las pocas entradas que logro conseguir entre dos hogares diferentes.
Evelyn González: Como para hablar de igual a igual sin tener la ventaja de ser una dama, en el sentido contrario he de pasar por debajo de la botella, y así nuevamente ser un hombre igual a ustedes.
Valentino Maciel: No nos apresuremos porque sabido es que tarda un tocaso en salir.
Evelyn González: En efecto, como ven, vuelvo a cambiar de sexo hacia el fuerte de los varones y mis voz se ha tornado grave.
Valentino Maciel: Por cierto con aspecto muy elegante.
Evelyn González: Sin embargo es de tenerse en cuenta, que en realidad no soy completamente un varón, sino mas bien un transitorio ser masculino creado con el sano propósito de llegar al corazón de ustedes.
Valentino Maciel: ¿Sabes? Deberías presentar una queja para que las feministas empiecen a dejar de meter todo en una misma bolsa, porque existen muchos hombres que para nada son machistas, y por el solo hecho de ser manzos estan pagando un karma que para nada les corresponde.
Evelyn González: Sepamos que según estudios muy serios del ADN, las mujeres existen desde hace millones de años antes que los varones. Pero, paradojicamente hablando, los varones, que se hacen llamar hombres, pretenden que dicha palabra quiera ser un sinónimo de humano, y con ello hacerla abarcativa también al sexo femenino denominando a las mujeres con la asignación de hombre.
Valentino Maciel: Pese a tan arduo tratamiento aún me siento un tanto machistoide, como para avergonzarme si dios me viera.
Evelyn González: Bien ahí con esa actitud de apreciar las sutilezas del carácter.
Américo Lewis: Sin embargo yo, en esta circunstancia por demás aleccionadora, más que nunca me aferro del convencimiento de ser ámbos sexos importantes por igual, sin tener que sopesar absurdas diferencias; y que el gran desafío del mundo es luchar por la no violencia.
Carlos Teodoro: Muchachos, en este difícil juego del ida y vuelta de la existencia, ¿no sé si han notado que la hembra es un tanto mas sutil y refinada...
Valentino Maciel: ¿Ah si?, pero qué pena, ésa se me escapó de la conciencia.
Evelyn González: Entonces mejor será que hagamos lo siguiente, siendo tan necesario fijar los cambios en hacer asimilación del aprendizaje, les propongo volver a repetir el ejercicio, y más luego, hacer refinada catación de los sustanciales diferencia entre ámbos polos de la identidad...
Valentino Maciel: ¡De vuelta a ser mujeres!
Evelyn González: Se los ve bastante renovados con relación al comienzo, pero no tanto como lo requerido; al punto de poder observarse que tienen miedo de hablar de mas por temor a meter la pata en la siénaga de lo que ya sabemos.
Valentino Maciel: Con estos cambios tan profundos creo entender que finalmente lo que se pretende es que aplaquemos la parte machista para darle paso a la nueva manera de ver las cosas desde una perspectiva femenina.
Evelyn González: Así es. Tal cual; una ejercitación que por gracia del intercambio entre ámbos polos de la identidad, permita ahondar en las transformaciones, de hasta por fin convencerse de la urgente necesidad de jamás claudicar en la lucha establecida contra los machistas vividores y super violentos.
Valentino Maciel: Usted, Samuel, en verdad me divierte, y quiero que sepa que hasta hace un instante yo no era machista solamente de la boca para afuera, sino que además pretendía fundar una asociación que nucleé a todos los varones que acaso estén gustosos de safar del yugo feminista.
Evelyn González: Al escuchar lo que escucho con más razón me convenzo de la necesidad de continuar reformando sus mentes anquilosadas de machismo.
Américo Lewis: Cuánto poder el puré de papa, en la historia que nos ha metido.
Walter Andrés: ¿Será el puré de papas o será el uranio empobrecido dispersado por el aire?
Evelyn González: Esta vez he de pasar primero para que Evelyn los reciba del otro lado con toda la buena onda.
Valentino Maciel: Je, je, siempre tarda en salir.
Evelyn González: Aquí me tienen. ¡Y al Cielo le prometo jamás claudicar en ser una incansable luchadora, que sabe traspasar las barreras del tiempo para enseñar lecciones de igualdad de género! Es de recalcar que las mujeres merecemos una mejor relación con la vida, y para ello se hace imprescindible que otras compañeras se vayan sumando a la lucha para transformar las entrañas de las sociedades del mundo.
Valentino Maciel: Bueno, bien, de a uno por vez iremos pasando para así saber que nos sucede de bueno por gracia de la protéica genética femenina dando vueltas por el torrente sanguíneo. Anda, ve tú primero. .
Carlos Teodoro: Afortunada me siento de al segundo de pasar haberme crecido las tetas.
Américo Lewis: Y a mi se me ha borrado el pito que no lo extraño ni un poquito; incluso quedándome lugar como para esconder algún que otro rollito con dinero.
Walter Andrés: Presta atención porque con la inflación que tienen, con un billete grande apenas si compras cuatro pares de turrones de oferta.
Valentino Maciel: Y sin embargo, para mi manera de ver, la inflación es algo bueno de aplaudir. Un fabuloso impuesto masivo que si por esas cosas se volviese a la pariedad con el dolar, sería imposible hacer cerrar las cuentas con el fondo monetario internacional y demás fondos buitres.
Américo Lewis: Y aparte, si dolarizan la economía, la fuga de capitales será tremenda por los tantos habitantes que se vayan a pasear por el extranjero.
Carlos Teodoro: Volver a vivir de vuelta lo vivido aviva aún mas los bellos sentimientos de calidad incomparable; con además adosada una mirada nueva de aceptar el desafío de cambiar la realidad con los argumentos del sagrado feminismo.
Evelyn González: Bien dicho, éso es lo que preferimos, un cambio radical como para quitar de cuajo los pensamientos recalcitrantes. A ver, pase, le toca a usted, Don Valentino...
Valentino Maciel: Me he convertido en mujer con pubis y bulba, mas no me preocupa lo que puedan pensar los doctores que me están haciendo estudios por el asunto de la próstata.
Walter Andrés: ¡Haga pis en un tarro, que esté a corta distancia de donde sale el chorro, y va a ver como se le pasa todo!
Valentino Maciel: Si hasta una par de costillas de menos tengo. Y se me ha esfumado la nuez de Adán, el marido de Eva.
Américo Lewis: Entonces permanezcamos confiadas porque a cada problema que se presente le encontraremos una solución adecuada con el aval del sexto sentido.
Valentino Maciel: Adiós al acartonamiento machisma adherido al ser, en ablandarse el alma que me voy convirtiendo en feminista con la conciencia clara como para un montón de generaciones.
Américo Lewis: Yo no tengo problema en quedar hecha una muchacha, buscar novio, después casarme, y al fin poder cumplir el sueño de formar un hogar super copado.
Carlos Teodoro: Te digo la verdad, pasar por debajo de la arcada me ha hecho crecer como persona, y en adelante seré una chica de caracter firme en no permitir que ningún hombre me quiera llevar por delante.
Américo Lewis: Lo que si no quisiera ser sirvienta de ningún tipo que se considere el centro del universo.
Carlos Teodoro: Vayamos alguna feria americana a permutar nuestras ropas de hombres por otras acordes a nuestra nueva condición de mujeres.
Evelyn González: Deben tener siempre presente que mas luego de cruzar la meta con los brazos en alto, recién ahí comienza el desafío de llevar a cabo nuestros sagrados principios; por todos los medios posibles evitando dormirse en los laureles de la embriagadora sensación de triunfo.
Walter Andrés: Si les interesa mi opinión, pienso que por más que os agrade ser hembras en algún momento se deberán calzar los guantes de boxeo.
Carlos Teodoro: Imposible, tú no entiendes porque aún no has pasado, pero nuestros cuerpos de golpe han entrado en sintonía con una arrolladora verdad absoluta.
Américo Lewis: Al punto de cuanto antes querer incorporarnos al movimiento de las que luchan por evitar tanto asesinato de inocentes criaturas que caen en la mas cruenta desdicha; que no quisiéramos que ninguna mas tenga que pasar por tan extrema situación de cotidiano exterminio.
Walter Andrés: Si, pero si la señora de Don Valentino lo ve convertido en otra señora mas que seguro le pondrá fin a su sagrada relación de siglos; y lo mismo con cada uno de nosotros que nos resultará imposible incorporarnos a la sociedad emperifollados de otra manera.
Evelyn González: Las cifras de femicidios dan cuenta de una situación por demás espeluznante, que para nada deben de arrepentirse de en adelante ser incansables luchadoras en pos de encontrar soluciones como para que las injusticias permanentes pasen a ser simples escaramuzas.
Carlos Teodoro: Con franqueza les confieso que de poder elegir el destino luego del tratamiento, preferiría retomar mi vida de hombre con una visión ética algo mas renovada.
Evelyn González: Les pido por lo que mas quieran, no vayan a involucionar, y continúen queriendo levantar la voz en favor de la libertad de la mujeres que viven siendo golpeadas y pisoteadas, para que de una buena vez por todas puedan ser en verdad felices con el povenir desprovisto de tremendos obstáculos.
Valentino Maciel: Como sea confía en nosotras que siempre te seguiremos.
Evelyn González: Y entre otras cosas, hagamos que este cobarde pase para el otro lado, pues necesitamos sumar y sumar adeptas para la lucha contra los tiranos machistas, siempre a la orden del día para agredir y mandar hacer lo que se les antoja en gana.
Valentino Maciel: Rezagado insensato, ve y como dice Evelyn cruza la botella.
Walter Andrés: Está bien, allá voy... Mujercita soy muy orgullosa de serlo. Pimpollo en flor de un rosal sin espinas. De la península Ibérica mujer con fuerza como para jamás claudicar en la asonada feminista de las mujeres revolucionarias. Que les confieso que así me siento regia, mas alegres que nunca, como para quedar para siempre hecha una mujer con todas las letras.
Evelyn González: Bien dicho, las aplaudo a rabiar.
Américo Lewis: Me burlo de ti, al fin eres condescendiente señorita de alzar las pancartas con las nuestras consignas y protestas.
Walter Andrés: Con esta identidad que como rayo me cayó de la botella, mal hábito será vivir fastidiada por estar insatisfecha; porque en España cuando las mujeres aman las estrellas titilan con el doble de luz.
Américo Lewis: Te vas convirtiendo en una verdadera reina del merengue, con la pistola ausente que de seguro se te ha esfumado junto con el egoísmo de estar siempre queriendo establecer quien la tiene mas larga.
Carlos Teodoro: Impresionante como te cambian el cuerpo y las ideas.
Walter Andrés: Hasta recién pensaba que las feministas carecen de límite para las tantas requisitorias; pero juro que en adelante jamás he de aflojar en reclamar haciendo saber el dolor que conllevan las injusticias, allí encarceladas dentro de un anonimato existencial idéntico de una privación ilegítima de la libertad.
Evelyn González: La propia evolución de los tiempos será la encargada de poner las cosas en su verdadero sitio; seguramente con nosotras alineadas en comunión con el feminismo manejando al mundo a la par de los varones.
Valentino Maciel: A favor de lo que dices, cuando vuelva a ser un hombre de seguro pensaré tan diferente que he parecer otro.
Evelyn González: ¿No es cierto que ahora se sienten unas heroicas luchadoras que tienen las suficientes garras para la causa del feminismo combativo?
Carlos Teodoro: Por supuesto que si, por supuesto que allá vamos.
Walter Andrés: Y para aquellos machistas orangutanes que profesan la fueza brutal como algo escencial, a uno por uno les pediré que recapaciten en analizar, si nuestras logradas conquistas son disparatadas o por el contrario justas e indiscutibles.
Valentino Maciel: Claro que sí, por ejemplo el hecho de poder votar nuestras autoridades como lo hacen los varones desde época que vienen de los romanos.
Américo Lewis: Me siento más mujer que nunca teniendo en la conciencia las ideas claras de tener que mancomunar con las otras compañeras una unidad inquebrantable para así permanecer triunfales sin para nada flaquear ante la fuerza declarada del maldito cómodo opresor.
Valentino Maciel: Chicas, la botella se está poniendo blanda como la neblina.
Evelyn González: Entonces, quiere decir que hemos llegado al fin del poceso educativo, donde en adelante se deberán incorporar al movimiento para la liberación femenina.
Valentino Maciel: Pronto ¡demos otros bocados a los víveres que trajimos!
Evelyn González: No se ilusionen, porque en adelante ¡jamás volveran a ser varones!
Valentino Maciel: Antiguamente existía la sana costumbre de aplicar premios y castigos según el comportamiento de las personas, pero esa regla de oro se fue perdiendo y ahora pareciera todo valer en materia de obtener de prepo lo que a cada uno le venga en gana.
Carlos Teodoro: Desopilante, por mas que comemos, el monumento desaparece...
Valentino Maciel: Evelyn, has algo, vamos cayendo en la cuenta de lo patético de la situación de quedar así como princesitas.
Evelyn González: Qué poco les dura el caracter aguerrido para la causa de las mujeres maltratadas por el bruto opresor machista.
Valentino Maciel: ¡Al diablo con la botella! Al diablo con estar haciendo caso a los espejismos. Basta de creer que la luna es el sol y el sol un gran farol de cuarzo. Dejemos de intóxicarnos que mas que seguro para mañana se nos habrá ido el mambo.
Evelyn González: Les pido que reflexionen, de lo improbable que una simple indigestión tenga el poder de sacar conejos de la galera.
Valentino Maciel: Y como primera medida, vayamos hasta el Riachuelo a tirar todo lo que tenga que ver con el puré disecado.
Walter Andrés: Entonces arrojaremos el cargamento sobre las aguas de este legandario rio.
Carlos Teodoro: En pocos segundos el agua va quedando cristalina como de manantial.
Walter Andrés: Si hasta pueden verse los peces nadar por el fondo...
Valentino Maciel: Lo veo cambiar su aspecto hasta parecer una pecera, y ya no sé como pensar; si rebobinar la credulidad de nuevo al carretel o si patear el tablero para adelante.
Américo Lewis: Sobre el rompimiento de las olitas que golpean la escollera, viene navegando una botella, de tamaño normal, similar al monumento.
Walter Andrés: Y en la base tiene una arcada idéntica a la botella madre.
Valentino Maciel: Otra botella más, déjala que se pudra, o que se hunda como el Titanic.
Américo Lewis: ¿Que podrá pasar si solamente coloco la nariz dentro? Opa, la siento que se pone mocha, con la piel de lagarto.
Carlos Teodoro: Si hasta los ojos se te han agrandando como los de un búho.
Américo Lewis: Me van quedando las manos como de obrero de la construcción.
Walter Andrés: Y las mías, de manicura a tentáculos de un pulpo...
Valentino Maciel: Dame éso para acá. Último intento. A ver que sucede si la pongo en el bajo vientre...
Evelyn González: De forma parcial van podiendo safar de ser completamente señoritas...
Américo Lewis: Vamos quedando mitad mercenarios del grupo Wagner y mitad muñecas Barby.
Valentino Maciel: Quedar mitad y mitad es peor que quedar en Pampa y la vía.
Américo Lewis: Seamos optimistas, porque a parte del feminismo, exiten otros agrupaciones dedicadas a defender los derechos de las personas transexuales.
Walter Andrés: Biológicamente somos mitad y mitad de cada sexo lo que abre el abanico a las diferentes formas de la identidad de género.
Evelyn González: Qué rápido se olvidan de querer cambiar al mundo para el lado de lo bueno del feminismo.
Américo Lewis: Uno de los motivos de esta guerra es porque los asiáticos no quieren permitir la homosexualidad entre los jóvenes, donde queda claro que el imperialismo siempre hace propaganda del orgullo gay.
Valentino Maciel: No es propaganda, son las manifestaciones de la gente como para hacer sentir sus reclamos, en poder ser lo que realmente sienten.
Carlos Teodoro: Y allí iremos los pobres híbridos a ponernos bajo las bombas....
Valentino Maciel: Te prometo que en adelante dejaré de tener la guardia alta y cerrada, y voy a estar a favor de la libertad basada en el respeto por la condición humana.
Evelyn González: La gran verdad del pensamiento humano, estuvo presente (y la dejamos escapar) cuando griegos e italianos estaban convencidos que existía una relación directa y permanente con una dimensión celestial compuesta de muchos deidades de ámbos sexos. Porque si la ciencia no logra incluir en las fórmulas, la intervención permanente de la divinidad en todos los asuntos de la naturaleza, jamás alcanzaremos a entender nada de nada, de además agarrar todo el tiempo por caminos equivocados. Finalmente el gran error está en pensar que el humano fue creado a semejanza del todopoderoso, que encima resulta ser un hombre, varón, y trascartón omnipotente; con además querer imitarlo, lo que agiganta, aún más, la valentía del rebaño, dando licencia a la fuerza bruta de los insensatos a ser impiadosa, desbastadora. Sin ser yo anarquista, es de observar como hoy día el discurso anarquista va tomando fuerza, valor y credibilidad, pues queda claro que son los propios Estados los culpables de las guerras que irán a terminar con la pobrecita civilización del mundo.

Escena dos.

Valentino Maciel: Nos hemos quedado profundamente dormidos. ¿Sigo siendo un hombre, o cara de qué tengo?
Walter Andrés: Confirmado, hemos vuelto a ser hombres.
Carlos Teodoro: Hemos dormido por mas de dieciocho horas...
Américo Lewis: Conclusión, resulta más que evidente que el puré ha sido el culpable de lo sucedido...
Valentino Maciel: Por las dudas dame otro poco de poder de la botellita.
Carlos Teodoro: No la veo por ningún lado. No la encuentro por ningún sitio.
Walter Andrés: Se los ruego, muchachos, digamos la verdad, jamás tuve la intensión de envenenar a nadie. Y además queda claro que para nada he venido de España haciendo tráfico de puré en el equipaje.
Valentino Maciel: Debo reconocer que tienes razón. Y que además fui yo quien te dio la plata para hacer las compras en el supermercado; para así saber como cocinas. Quedas perdonado y eximido de culpas; sumado a que sigo con la idea de formar una cooperativa de trabajo donde los cuatro seamos socios y ganemos por partes iguales.
Walter Andrés: De sentirme una persona ruín paso a considerarme totalmente reconocido.
Américo Lewis: Don Valentino, no se esfuerce en aclarar nada. Ni hace falta que lo explique, que cuando usted habla de socializar las ganancias, se refiere únicamente en lo concerniente al bufet del hotel; que en breve pasaría a ser un restaurante abierto a la comunidad entera.
Valentino Maciel: En cuanto a ser machistas o dejar de serlo, éso se lo dejo a criterio de ustedes.
Walter Andrés: Entonces manos a la obra, y ha dejar el boliche reluciente como relámpago en noche sin luna.
Valentino Maciel: ¡Venga un abrazo de basutismo con cada uno de los compañeros... Pero que extraño, quiero abrazarlos pero sin embargo golpeo la mesa como un percusionista de la filarmónica.
Walter Andrés: Y yo iba a su encuentro pero seguí de largo...
Valentino Maciel: Me siento encorcetado. El cuerpo no me obedece sino al revés de lo que deseo.
Américo Lewis: Ando queriendo destruir una tela de araña, pero sin embargo bailo un malambo utilizando la franela como un pañuelo.
Carlos Teodoro: Me pasa lo mismo, que pretendo limpiar la vidriera, resultando batir los cabellos de Don Valentino, cual si fuera un peluquero de señoras gordas.
Walter Andrés: Pero qué raro, ahora pretendo embolsar la basura y por el contrario saco de la maquina express un par de cafés cortados.
Valentino Maciel: ¿No será preferible quedarnos quietos sin decir ni mu?
Carlos Teodoro: Di la verdad, ibas a decir estoy de acuerdo y terminaste diciendo, no, sigamos jugando a los tres chiflados.
Américo Lewis: Presiento que lo mejor será que digamos las cosignas al revés para ver si de robote la acción sale como lo deseamos. Ejemplo: Iré al fondo del pasillo a poner mi cabeza en un rincón oscuro...
Walter Andrés: Uy, salió disparado como resorte y fue directo hacia afuera a respirar aire puro.
Valentino Maciel: Quiero llorar y río me a carcajadas. Y tomarme la cara en signo de impotencia, pero hago un corte de manga como diciendo: vaya al culo y dele un beso y a mi poronga un abrazo.
Carlos Teodoro: Aquí han dejado una nota escrita.
Valentino Maciel: No la quieras agarrar con cariño porque a lo mejor la rompes en mil pedazos. Es de mi señora.
Walter Andrés: Sea bueno y léala en voz alta.
Valentino Maciel: (de manera susurrada) Mi querido Valentino, para nada pienses que estoy enojada contigo. Cada cliente ha tomado su llave del tablero y nadie ha presentado queja. No he querido molestarte con sonsos reproches, porqué además veo allí latas vacias acompañadas de platos limpios de tanto haberse pasado la miga del pan. Entonces no queda otra que imaginarlos celebrando la gracia de estar vivos. Después cuando regreses a nuestra casa me contás lo sucedido, con aparte una explicación detallada de quien es esa muchacha que no figura en ningún registro de la empresa. Chau. Tu querida esposa; algo celosa pero finalmente confiada.
Valentino Maciel: Aquí hay algo que no encaja y que debemos de investigar. Samuel Chavéz continúa siendo Evelyn González, y nosotros estamos para tener que usar pañales...
Carlos Teodoro: Ya mismo la despierto y le pedimos una declaración jurada.
Américo Lewis: Uy, le canta una canción de cuna.
Walter Andrés: Ven, hazme de sosten y manéjame cual marioneta.
Valentino Maciel: Anda, bribona, explícanos que sucede.
Evelyn González: He dormido como un oso en el invierno.
Valentino Maciel: Una osa querrás decir.
Américo Lewis: No quedando margen para absurdos inventos, dinos cómo es que esta maldita rueda nunca para de girar.
Evelyn González: Ya se los dije, soy un penúltimo eslabón de una cadena de mujeres extraordinarias que hicieron huella en la historia...
Valentino Maciel: Más bien estamos pensando que eres una bruja, con galera en punta chamuscada, y escoba antigua de paja sucia.
Evelyn González: Hasta pronto, miserables machistas recalcitrantes. Ustedes sí que no tiene cura.
Américo Lewis: Uy, se ha transformado en el guacamayo amigo.
Valentino Maciel: ¡Atrápenlo antes que salga afuera!
Walter Andrés: Aquí tengo una campera, ¿quien se anima, que mis brazos parecen piernas y las piernas aspas de molino...
Carlos Teodoro: Dame. Lo tengo...
Américo Lewis: Cuidado, azoma la cabeza por un costado.
Valentino Maciel: Silencio total.
Américo Lewis: Pero que has hecho, bestia.
Carlos Teodoro: Lo quería sujetar, pero entre que hacía extremada fuerza para adelante, y el cuerpo que no me obedece, se ve que...
Voz en off de la mujer de Valentino Maciel: Querido Valentino, te estoy esperando afuera con un remis.
Valentino Maciel: Te lo ruego, has que mi señora no descubra lo del guacamayo.
Carlos Teodoro: (apoyando el pájaro sobre la pantalla de la televisión) Señora, venga, vea. Pasa que en la televisión no hay manera de encontrar señal en la zona...
Américo Lewis: Uy, el guacamayo está vivo...
Valentino Maciel: Uy, el guacamayo salió volando; mejor así.

FIN.

Texto agregado el 20-08-2023, y leído por 263 visitantes. (0 votos)


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