UNA BANCA


Nadie recuerda
cómo conquistó
un sitio en el parque,
solo ella sabe
ser decente pedazo
de árbol hidalgo:
roble de la Creación.

Refugio cotidiano
de amantes y palomas
la banca está allí
generosa para todos:
cama de vagabundos
taburete de pintores
escondite de niños
asilo de ancianos
cobertizo de insectos
abanico del cansancio.

Antes madera lozana
ahora tablas cansadas
de verde anciano.

Es espléndida vecina
de nardos y gladiolos,
aguarda con fervor
el baño de la llovizna
y entre sus recuerdos
le es tan entrañable
el murmullo del río
de su ancestral hogar.

En la fría medianoche
es inmensamente feliz
cuando es acompañada
(dibujada por la luna)
de su calurosa sombra.