RUIDOS
Cuando se acerca la muerte comienzas a sentir extrañas sensaciones en el cuerpo, frio, hormiguero .calambre, eso decía la abuela aquella tarde que se descompuso en el sillón de la sala y nosotros decíamos que eran cosas de la edad. Lo que si era cierto el crujir de sus huesos todo el tiempo, apenas se movía empezaba el concierto, como que había que aceitarla como al carro del abuelo, el que partió de este mundo hace tiempo. Solo descansábamos del ruido de sus huesos a la noche cuando la abuela dormía como un tronco, pero entonces roncaba y la noche se hacia insoportable , porque en el silencio se escuchaban más fuerte. Mientras tanto ella insistía; que el día habia llegado.
Pasaron, diez, veinte, treinta años, perdimos la cuenta, tenía más de cien años y ya había enterrado a muchos. Todos partían pero ella seguía torturándonos, porque cuando terminaba de roncar comenzaba con el ruido y el bastón que acompañaba como un instrumento musical. Le pedíamos que se quedara quieta tan solo un rato pero no habia forma, seguía moviéndose de un lado para otro, iba y venía y cuando no empezaba con el lamento, que la parca estaba llegando.
Hasta que un día simplemente se quedo dormida, ya no escuchamos el concierto de sus huesos, ni los ronquidos por las noches taladrándonos los oídos, solo una suave respiración profunda y macabra que viene del mas allá.
Nadie mas pudo dormir.
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