Al final parte 9
Francis estaba emperrada con que Gabino era un buen partido. Estaba maravillada con tener a un hombre que hacía lo que ella quería sin darse cuenta que le estaba dando su vida entera a un gusano. Semanas después de que Francis y Oscar terminaran su relación, Gabino le hizo un ofrecimiento que no pudo rechazar.
-Solo tienes que ir al cajero. Instalas este aparatito en el cajero que yo te indicaré. Por la noche pasas por él. El dinero se instalará en la cuenta que yo mismo he creado.
- ¿No es peligroso? – preguntó Francis.
-Claro que no. Yo tengo años haciéndolo ¿Quieres tener una cuenta millonaria?
-Pues - ella respondió rascándose la cabeza.
-Yo sé que sí. Te prometo que, si lo haces bien, tendremos sexo en el parque.
-Está bien.
Gabino chantajeaba a Francis. Tu cometes un delito, yo te doy sexo, el que tú quieres donde tú quieras.
Francis colocó el skimmer en el cajero, le temblaban las manos, estaba nerviosa.
En el mismo centro comercial estaba Alex, el hermano de Israel paseaba por la plaza. El joven había cumplido dieciocho años y estaba por concluir la preparatoria. El joven se había animado a salir con una chica después de la locura de querer hacerse la vasectomía.
Alex compró entradas para una película que pronto quitarían de la cartelera. Los dos jóvenes se sentaron hasta atrás, era plan con maña.
-Oye ¿podrías ir por un chocolate? – Claudia tenía un plan.
-Estábamos en la dulcería, Claudia – se queja Alex.
-Anda, porfis.
-Está bien.
El joven salió del cine mientras Claudia se preparaba. Se quitó la ropa para quedar con una sensual lencería en color rosa, muy coqueto. Se colocó el abrigo que traía para que él no la viera hasta que la función comenzara. El joven regresó con el chocolate en la mano y se lo dio a la novia.
La función comenzó y unos quince minutos después Claudia pasó a quitarse el abrigo. La mujer quedó solo la lencería en color rosa pálido.
- ¿Qué haces? – le preguntó Alex al verla tan atrevida.
-Si quieres podemos hacerlo aquí.
- ¿Qué? Estás loca, Claudia. Vinimos a ver una película.
Las pocas personas que estaban en la sala los callaron.
-Sabes que no quiero.
-Pero yo sí - dijo ella.
La gente comenzó a mirarlos y aunque eran pocas personas, fue incómodo. La mujer pasó a retirarse, sin antes pasar al sanitario a ponerse la ropa.
Entre Israel y Alex existía confianza así que fue con el hermano para que le diera un consejo.
- ¿Podría hablar contigo? – le preguntó Alex a su mayor desde la puerta.
-Claro. Pasa.
Nuria les había enseñado que antes de entrar era necesario tocar la puerta.
- ¿Todo bien?
-No.
- ¿Qué pasó?
-Discutí con Claudia. Hoy fuimos al cine. Ella quería hacerlo en el cine. Yo le dije que no. No quiero volver a equivocarme.
-Mi mamá te ha dicho que no te equivocaste. Tomaste una decisión que hoy te está costando muy caro.
-Ella tiene muchas ganas y yo también, pero.
-Lo entiendo. No quieres otro hijo. Mira, hay muchas maneras de estar con tu novia. Y no necesariamente debe existir la penetración que es lo que ella quiere. El sexo es algo muy responsable, tal como te dijo mi mamá, tienes derecho de ejercer tu sexualidad como tú lo quieras, pero con responsabilidad.
-Pero ¿cómo?
- ¿Conoces el petting?
-No.
-Es lo que se le llama el faje.No es necesaria la penetración para estar con tu chica. Créeme que el petting es mucho más placentero que la misma penetración. El petting son caricias, besos, cachondeos, roces y miradas. También podrían aplicar la masturbación mutua. No todo el sexo es penetración. Si lo que tu novia quiere es un orgasmo no solo está involucrado el clítoris, también está el juego del placer. No queremos otro chistecito.
-Lo sé. Por eso te pregunto. No quiero verla embarazada por andar de caliente.
Su hermano se rió por la sinceridad de su hermano.
-Proponle el petting. Y dile que no es ni más ni menos mujer por no tener sexo a su edad. Tiene que ser en un lugar neutral, ni en su casa ni aquí. Pero tampoco se vayan a cualquier hotel.
- ¿Entonces? ¿Dónde?
-Yo conozco un hotel tranquilo. Yo te doy el dinero. Y recuerda, nada de penetración. Ni se te ocurra ¿me oíste?
-Sí – respondió el adolescente.
Continuará…
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