“¿Estás ahí?”
Susurré en la cama
Al sentir tu piel insistir
En abrazar la locura
Y dar a luz a la confusión.
El amanecer acarició nuestras mejillas
Y terminamos con la ensoñación relativa,
Pero nuestros ojos se cruzaron
Y se dijeron que buscan amar
Sin saber dónde, aunque este sea el lugar.
Vaya sombra que nos separa,
Vaya oscuridad luminosa nos acoge
En la misma circunstancia,
Tras tantas vidas de devoción y deseo,
Que nos empujan a dar el salto mortal.
He sentido el avasallador fuego de tu alma
La mágica fuerza que se desborda
De tu mirada amplia, sapiente y nocturna,
Y que te devora en el cómico sueño
Del que te reirás, con ángeles y demonios,
Por su obviedad absurda.
Ya lo sé.
La intuición me dijo que quizá conozca el desenlace
Pero mi paciencia se limita
A guardarte en cofres abiertos
Y apreciar el caos de tus mariposas,
Tus flores y tus tormentos.
Creo y espero estar equivocado,
Aunque alimentar tal negación
Me hace rumiar frío bajo el sol,
Y todo mi abrigo es sonreír detrás de tu torpeza
Que me ama sin querer
Y baila con libertad
En las tinieblas de tu tierna ignorancia.
Mágica, absurda, irreverente y absoluta,
Con abnegada solemnidad,
Esperaré a la tragedia o la epopeya,
Mientras te quiero en tu infinidad
Mientras te quiero en silencio
Mientras me abrigo en tus sueños.
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