El pozo de la Luna Llena
Con cierta frecuencia a la señora Y le gustaba salir de su casa y dirigirse hacia un pozo del que obtenían agua para una vivienda que tenían en la cima de una suave colina rodeada de toda suerte de árboles. Era allí donde pasaba largas horas mirando las estrellas. La experiencia de salir y explorar el entorno ya archiconocido, era sin duda valioso para ella y por lo tanto siempre era una experiencia que valoraba como única e irrepetible.
La cavidad en cuestión, no tenía nada especial respecto de otros pozos existentes y como muchos podía reflejar la luna llena.
La que se replicaba en el agua le parecía un remedo inexacto de la masa lunar que tenía al levantar la cabeza, pero de todas maneras le daba riqueza al humilde pozo mismo, que ya no era un mero contenedor de agua sino que le dispensaba una imagen especular del sempiterno compañero de la tierra.
¿Si me caigo en la posa iré a dar a la luna?- se decía con cierta inocencia.
¿Habrá en la Luna una oquedad como aquella que contenga a la tierra a su vez, de tal manera que exista una conexión entre ambas?- Proseguía pensado.
Se pasaba horas junto al acumulador, observando el paso de animales y oteando en el cielo el vuelo de las aves silvestres, escrutando el horizonte y siendo testigo de cómo el astro rey se perdía en el horizonte.
Una noche, por descuido e impericia, cayó al pozo cuando trataba de observar un particular reflejo de la luna. No entendía porqué esa noche el astro aparecía mucho más grande de lo normal en el agua lo que llamo su atención, perdiendo el equilibrio.
En cosa de segundos estaba flotando en una sustancia gelatinosa que le permitía mantenerse a flote sin mayor dificultad.
Tras mirar a su alrededor pudo ver que había una pequeña escalerilla por la que ascendió a la superficie.
Sin mayor sorpresa, observó que no estaban su colina, el frondoso bosque ni tampoco su casa, emplazada en medio de unos árboles.
Todo lo que vio fue una gran extensión de tierra baldía.
Tal como había imaginado cuando estaba en la colina, existía un puente entre ambas realidades y casualmente ella había dado con ese paso.
¿Habrá en la tierra otra persona que haya sido "elegida" para tener la oportunidad de llegar hasta el satélite terrestre de esta manera? ¿Podía ir entre una y otra las veces que quisiera en la medida que el pozo reflejara a la luna estando ella en la colina?-elucubraba.
¿Era este un punto de conexión único en todo el planeta y ella la privilegiada de poder estar en la Luna cuando lo quisiera y regresar sin novedad?.
Pero, mientras pensaba en aquello y las posibilidades que se le abrían, observó que alguien atravesaba con rapidez la meseta lunar y se dirigía a su encuentro.
Sin temor, contempló al ser que se plantaba frente a ella con una sonrisa que parecía permanente.
Buenas noches-le dijo- "te doy la bienvenida a mi mundo. Debes saber que este es un pozo único. Por lo tanto eres privilegiada. Has dado con una clave que te abre la opción de trasladarte cuando quieras. Soy el único en este lugar y estoy dispuesto a recibirte cada vez que quieras venir. Acá no hay muchas distracciones pero podemos mirar las estrellas".
Quien le hablaba estaba vestido con una corona enjoyada y lucía una larga túnica.
A ella le pareció que el atuendo no era muy adecuado para recibir a una visita terrenal. Pero entendió que siendo el único ser en este lugar probablemente no tuviera más que esta indumentaria.
Ella observó extasiada el universo que se desplegaba ante sus ojos. Era un espectáculo indescriptible que solamente podia observar, hasta ahora, este Monarca de una tierra seca y yerma.
Esta es mi riqueza-le dijo él. Comparado con los grandes magnates de tu mundo soy mucho más afortunado y más aún que los grandes pensadores y genios que han tratado de conocer los misterios de mi mundo.
Hablaba con mesura, calma, sapiencia, dignidad y parecía ser mucho más humano que todos los miles de millones de seres que poblaban el tercer planeta del Sistema Solar.
Esa jornada hablaron sobre el universo, su inmensidad sus misterios y él además, le enseñó el nombre de estrellas que ella desconocía y que probablemente nadie en la tierra había visto jamás.
"Desde este lugar puedo apreciar mejor el firmamento y descubrir cosas que ustedes no pueden. El mayor goce que parecen obtener con sus sentidos, no es nada comparado con el éxtasis permanente de no solo contemplar, sino que ser parte del todo".
Ella esbozó una sonrisa.
"Lo has captado" le dijo él.
"Sí"- replicó ella con sus ojos de miel. "Quiero volver, pero solamente para sellar aquel pozo".
"No es necesario que hagas eso"- le indicó él. Aquel pozo está hecho para ti. Solo para ti. Nadie puede vulnerarlo. Si alguien ingresa con el mismo propósito que tú, no llegara jamas hasta acá. Probablemente se ahogará en su delirio.
"Cada vez que la luna llena se refleje en tu pozo podremos encontrarnos en este lugar privilegiado del cosmos y te enseñaré secretos que nadie ha podido reconocer aún. No hay máquinas ni telescopios capaces de vislumbrar las maravillas que te mantendrán en un estado permanente de perplejidad, arrobamiento y con delicias que no acabarán nunca para ti que eres una buscadora de lo más recóndito y exótico que tiene este universo magnífico".
Ella se fue añorando una próxima luna llena para sumergirse en un mundo desconocido y que se abría amplio y vasto ante sus ojos.
Cuando llegó a la tierra, espantó sin querer a una lagartija que se resguardaba entre unos guijarros.
Miró al cielo y ahí estaba la luna esperándola junto al Monarca. ¿Hasta cuando? Hasta que el preciso baile de los astros abriera la conexión a través del Pozo de la Luna Llena.
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