Los amigos.
Si hubiera sabido lo fácil que era volver, no hubiera esperado tanto tiempo para hacerlo. Pensaba Damián.
–––¡Damián! Dichosos los ojos que te ven después de tanto tiempo. ¿Qué andas haciendo por el pueblo?
–––Hola hermano, al fin pude volver, antes no podía hacerlo, tu sabes, los sentimientos y todo eso me lo impedían.
–––Si, lo imaginaba, pero ahora que estás aquí estoy seguro que querrás ver a la barra, los muchachos van a ponerse muy contentos de verte, si quieres verlos están en el mismo bar de siempre, como es domingo nadie trabaja y los que quedamos, nos reunimos como siempre en lo de Pedro que ahora es el dueño del bar desde que murió su padre.
–––Ya lo creo que los quiero ver, pero dime, ¿Cómo están? ¿qué fue de sus vidas?
–––Quizá te lleves alguna que otra sorpresa.
–––Me lo imagino, la vida no es fácil en ningún lugar.
–––¿Dónde estás parando?
–––Aún no llegué a mi casa, mis padres me están esperando.
–––Qué bien, si te parece les damos una sorpresa a los muchachos y nos encontramos por la tarde en el bar.
–––Por supuesto, allí estaré, hasta luego Rodrigo.
Damián vuelve a subir en su flamante auto y se dirige a la casa de sus padres quienes lo están esperando impacientes.
–––¡Damián, qué alegría volver a verte!.
–––Mamá, te extrañé tanto…
–––Tu padre te espera adentro, ya no puede caminar, pero no le digas nada, está muy contento de volver a verte.
Damián entra a la casa de sus padres y un dolor muy fuerte le oprime el pecho, aunque todo parece igual… nada es igual. Su madre ya no es aquella mujer alegre y joven que lo despidió hace tantos años y su padre… no sólo está viejo, la pena se dibuja en su rostro y no puede dejar de pensar que él fue el culpable, qué si hubiera sido un buen hijo, jamás se habría olvidado de ellos.
–––Damián, al fin has vuelto, creí que ya no volveríamos a vernos.
–––Papá! Perdóname por no haber vuelto antes, apenas ahora me doy cuenta del sufrimiento que les causé, sé que fui muy egoísta.
–––No te preocupes querido hijo, la vida es así, nadie elige su destino y el tuyo no era vivir en este pueblo olvidado por Dios, pero ahora estás aquí y todo va a ser como antes, no lo dudes.
Pero, Damián sabía que todo era mentira, que la vida no perdona y que el tiempo ido no vuelve, sus padres habían perdido tantas cosas en el tiempo que él les robó al irse, que ahora era imposible recuperarlo.
Esa tarde, Damián va a reunirse con sus antiguos amigos.
–––Muchachos…
Uno a uno de sus amigos que aún estaban lo fueron saludando.
–––Qué alegría muchachos…
–––No te apenes Damián, sabemos que ya no somos aquellos muchachos, pero quizá eso ocurra solamente en nuestros rostros y cuerpos, porque por dentro seguimos siendo los mismos, aunque las ilusiones ya no estén y no te imaginas lo contentos que estamos de volver a verte.
–––Mauricio!! Rodrigo!! Pedro!!.
–––Ven, siéntate con nosotros, ahora somos menos como te habrás dado cuenta.
–––Es cierto, pero al verlos a ustedes, los veo a todos. ¿Recuerdan aquellos tiempos?
–––Nunca lo vamos a olvidar porque, aunque hayan pasado, mientras viva alguno de nosotros, esos recuerdos no se irán, seguirán latiendo en cada rincón del pueblo, en los lugares donde jugábamos a la pelota o donde nos enamoramos por primera vez y qué se yo…
–––Es cierto Pedrito, hay tantas cosas que quiero saber…
–––Si, me lo imagino, quieres preguntar por Natalí ¿Verdad?
El rostro de Damián se ensombreció y sus ojos le contestaron a su amigo sin tener que contestar a su pregunta.
–––Hace años que no la vemos, pero sé dónde la puedes ver, aunque no sé si ella...
–––No te preocupes Mauricio, ahora soy distinto, dicen que a golpes se aprende y te aseguro que yo los he recibido y muchos.
–––Bueno, bueno, a olvidarnos del pasado y vamos a brindar por la amistad, por la nuestra que jamás se perdió a pesar del tiempo y la distancia.
–––Por supuesto que sí, Pedro, danos lo mejor de tu bar, ahora invito yo.
Y las copas se fueron llenando y los amigos volvieron a sentirse de veinte años y por un rato, volvieron a ser los amigos de siempre olvidando el pasado.
–––Me gustaría saber qué fue de la vida de Sergio y de Emanuel y de Cora, la única mujer del grupo a la que dejábamos estar con nosotros…
Los rostros de los amigos cambiaron de pronto y Damián comprendió que nada bueno había pasado con ellos.
–––Voy a empezar por Emanuel, él era el distinto, pero que a pesar de todo lo aceptábamos en la barra, se fue lejos, sus padres no pudieron aceptarlo y se suicidó, no pudo con su destino. Sergio está en el pueblo, pero en un lugar que es fácil entrar, pero, salir es lo complicado, después que te fuiste dejó de frecuentar la barra y se hizo de nuevos amigos, aquellos del bando opuesto que le ofrecieron dinero fácil y cómo sabes nunca fue de tener muy alta su autoestima, está preso y tan drogado que difícilmente te reconocería, aún en la cárcel se las ingenia para drogarse, no creo que le quede mucho tiempo de vida. Y, por último, Cora… no sé si quieres saber de su vida…Cora sufrió mucho cuando te fuiste a pesar de que no eran novios, ella estaba enamorada de ti, ahora es monja, se refugió en la religión y la mandaron a Africa, está cuidando niños y tan cambiada que no la reconocerías. Hubiera querido no tener que ser yo quién te contara todo lo feo, pero…
–––Gracias Rodrigo, es horrible todo lo que por mi culpa mucha gente sufrió, no se imaginan mi sufrimiento… durante mucho tiempo tuve que callar y no volver, pero, ahora es tiempo de que lo sepan, no me fui porque si nada más, tuve una razón y no es fácil contarla, créanme, yo sufrí mucho a pesar de que luego las cosas fueron cambiando, una tarde me sentí mal y mi madre me llevó al médico, mi madre y el médico se ausentaron luego de ser examinado, oí al médico decir que mi estado no era bueno, que tenía una enfermedad rara y que quizá no me quedara mucho tiempo de vida, al principio me extrañó que mi madre saliera muy contenta y que no me dijera nada sobre mi enfermedad, era todo tan extraño, ella me decía que lo que me faltaba eran vitaminas y que con los remedios que me había dado el doctor sanaría en poco tiempo. Al ver ese panorama fue que decidí irme lejos con el pretexto de ir a vivir con mis abuelos en un país más cálido. Mis padres estuvieron de acuerdo ya que eran vacaciones y me fui para no volver sin entender aún a mis padres y al médico.
–––No entiendo, te veo perfectamente.
–––Déjame que te explique Rodrigo, sucedió algo que hoy creo que fue mi destino, el médico no hablaba con mi madre aquél día sino con una enfermera y de otro paciente, fui obtuso y no quise enterarme de nada más, luego al ver que mi salud mejoraba y que mis padres nunca me preguntaban por mi supuesta enfermedad, lo supe, fui un imbécil nunca quise enfrentarlos para saber de algo que jamás existió, nunca estuve enfermo y era tal cual lo había dicho mi madre, falta de vitaminas, sé que les parecerá muy extraño todo esto, pero la verdad es que conseguí estudiar y me recibí, gracias a mis abuelos y el tiempo fue pasando, mis padres jamás supieron porque me fui, pero al ver lo bien que me estaba yendo me dejaron seguir mi vida, hoy soy médico, me recibí y he decidido atender acá en el pueblo, quizá algún día le cuente a mi madre todo aquel embrollo que mi mente imaginó, aunque no sé… ahora sólo quiero empezar una nueva vida, voy a dejar el pasado y con la ayuda de todos ustedes, mis amigos, demostraremos que la fe mueve montañas, pero que la AMISTAD, también.
Omenia
26/7/2023
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