estaba en cama cuando sonó el despertador... aun estaba oscuro... las cuatro de la mañana... me senté y me puse a practicar el Raja Yoga... dieron las cinco y treinta... mi hermana acababa de llegar ayer por la noche de su país... salí de mi concentración que mas que una linda experiencia fue un cruce o lucha entre ideas y anhelos y miedos contra la gran eternidad que oscilaba en mi propia oscuridad interior... ciertamente era un guerrero, un guerrero de la claridad... y esta vez no pude llegar a ver el sol de la verdad ni apreciar la belleza de su entorno, pero quedé en medio de una gran batalla contra la mar de las sombras de la oscuridad...
me paré como pude pues uno de más de setenta años le cuesta cambiar de movimientos de un momento a otro... me bañé y luego me vestí... limpié mi boca y me afeité... mi hermano me dice que soy raro... me baño con las luces apagadas y, con los ojos cerrados desayuno y almuerzo... debo confesar que me agrada el silencio que encuentro cuando cierro los ojos...
salí al diario laburo y todo aconteció como debiera ocurrir...
luego me dije que estoy haciendo...
entré a mi oficina y me dije que es poco lo que hago para realizar mi camino hacia el sentido de mi vida... debiera hacer un poco más...
cerré los ojos y como un hombre al borde de un abismo, salté y caí y caí esperando que mis alas se abran y vuelva a volar y viaje hacia mi verdadero hogar...