Poema



Al vino le gusta hablar



Tomo una copa de vino
y me dan ganas de hablar,
hablar de esto y de lo otro,
también del ayer y el mañana,
o del partido de fútbol que perdió la selección,
de la reina de belleza, del político de turno,
de dioses, diablos, santos y no tan santos.
En fin, hablar simplemente de la vida, de la muerte,
del buen vino o de las lindas mujeres.

Tantos temas que quiero discutir, pero…
tan solo el loro de la vecina me responde con un simple:
¡Olaaaaa! Desentonado y olvidándose la hache.

Quiero hablar de tantas cosas…
si hasta ganas de hablar de amor me dan.
Miro a mi alrededor buscando interlocutor o interlocutora,
según lo que quiera tratar, pero nadie me presta atención.

Unos quisieran, pero no les gusta conversar.
Otros quieren y pueden, mas no saben cómo empezar.
Muchos quieren, saben con conocimiento de causa,
pero algo o alguien se los impide y se abstienen de decir.

Parece que la mayoría está por vivir callado viendo televisión.
Otros en vez de hablar andan rompiendo vidrieras
y hay algunos que por hablar les puede costar caro.
Por eso la gran mayoría prefiere callar.
Entonces ¿Dónde estamos? Nadie quiere conversar.

¡Y yo, queriendo discutir!
Claro que es por el vino, termino esta botella,
me voy a dormir y mañana soy otro igual,
tan serio y callado como los demás.
Lo más probable es que el loro de mala dicción
con tal de hacerme hablar me quiera chantajear
con contarle a la vecina lo que hace tiempo le quiero proponer...
… eso... eso... eso que sobrio no me atrevo a decir.