Abrazada. Mi cara al lado de su cara, mis pechos sobre su pecho.
—Nuestra piel es el órgano más extenso que tenemos. Siénteme como te siento. Ven. Extiende los sentidos y los brotes de sensualidad se iran mostrando.
«yo no quería clases de piel. Deseaba sentirlo. Callé.»
Escuché su respiración cerca de mi oído, las percusiones de su corazón entre mis senos y poco a poco mi piel se adhería a su piel. Sentí su golpe en mi vientre. Tuve corrientes que dirigen el cauce hacia mi bajo abdomen y terminan en un minúsculo ojo de agua que humedece mis piernas. “Tengo deseos de besarlo, de ofrecerle mis areolas a la o de sus labios. Abro y cierro mis piernas como las alas de una mariposa y abrigo y desabrigo su península. La yema de su sol me frota y es vecino de mis labios. Muevo la cintura para centrarme; deseosa, mis manos desobedientes apresan la circunferencia de su tallo. Me dice: “no. aún no es tiempo”. Nos pusimos de lado y no verte la cara me disgusta. Mis piernas tienen al intruso, lo oprimo y desoprimo, y él se balancea como columpio. Inicia un ir y venir desde mi coxis hasta el ángulo de mi pubis. Placer y tormento hasta que no puedo más y lo ingreso a mi canal. Si me empujaba, él se hacía para atrás. Me besa, lame mis orejas y esconde su respiración en los ángulos de mi cuello. Cariñosamente me dice “hazlo poco a poco, yo no empujaré. Tómalo de la raíz y siente como gota a gota te va llenando”. La delicia inefable de encontrarme conectada a él. Me rodea con sus brazos, y busca mis labios, doblé el cuello y encontré los suyos. Enlazadas las lenguas, sin más ruido que el asma de la pasión me lleva a un placer profundo, intenso y celestial”.
Cuando inicié mis relatos pensé que debería de narrarlos en tercera persona, pero me dije que no, que sería ser hipócrita, medrosa. Tampoco soy tan valiente, si las narraciones son leídas por mis padres estaría en un conflicto mayúsculo. Tengo una “laptop” que me regaló mi papá, tiene lo elemental. Así que aprendí a encriptar. Mi desconocido ya no es tal, se como se apellida, en qué institución trabaja, que hace y lo que hace me cautiva. Estudia las especies que están en peligro de extinción. Estudios universitarios y una excelente condición física. No está casado y me dice que no tiene novia (hay que ponerlo en duda porque más de una chica debe de andar loquita como lo estoy yo.) A su lado soy una niñata, pues tenemos diferencia de edades. Espera que cumpla mi mayoría de edad para hacer una vida en común.
Tengo miedo y no sé cómo expresarlo. Me da miedo que el interés que me demuestra con el tiempo se le pase. Miedo a que otra mujer más hecha y madura me lo robe. Pero también me doy miedo yo. Mis padres planifican mi futuro, los he escuchado. “Te has fijado como se queda embobada mirando por la ventana que da al patio. Se me hace que pronto nos traerá al novio” “No lo creo, si mira hacia el patio es que tiene pensado rehabilitar la construcción, para que le sirva de estudio. Le dije que hablaría contigo. Por el momento ya sacó trebejos y le dio una buena limpiada. La ha dejado abierta para que se vayan los olores rancios. Mañana le digo a don José para que se la arregle” “Dentro de dos años terminará la preparatoria y tendrá que elegir licenciatura. No es mala estudiante, aunque últimamente se me distrae mucho”.
Seguro que si supieran por donde anda mi cabeza no sé de qué serían capaces. Sobre todo, mi madre que no lo perdonaría. Mi papá es menos arrebatado, Pero cuando toma una decisión, no hay quien lo baje de su lugar.
Mi madre me regalo un diario. Es una libreta forrada en piel que tiene un estuche que la protege un candado. “para que anotes lo que te parece importante”
La vida tranquila de estudiante es pasado reciente pero pasado. Antes era confiada. La Irina (es mi nombre) de ayer se hubiese puesto feliz por el obsequio de mamá. La de ahora lo ve con desconfianza. Mi madre está pendiente de mis necesidades, pero los regalos me los da solo en días que son de regalos (cumpleaños, día del amor, navidad) Me ha observado y se da cuenta que me quedo mirando sin parpadear, sabe que mastico pensamientos de los cuales ella ignora. A veces taciturna, en otras me refugio en mi dormitorio. El diario es para leer lo que escribo y el candado que tiene, con tan solo mirarlo feo, se abre. Por supuesto que escribiré las cosas que me pasan, obvio sin agregar mi vida íntima.
Voy camino a la escuela y tengo que pasar, inevitablemente, por la plaza sombreada de ahuehuetes. Vuelvo a rememorar el cómo nos conocimos y me rio. Me recordé al abuelo que bajo la sombra de los frutales lo sorprendía hablando consigo mismo, como si rezara y me retiraba diciéndome que estaba “lurias”. Me he sorprendido dialogando conmigo, ahora estoy más cerca de mi querido abuelo.
Llevo a la muchacha que diario va a la escuela y atiende los quehaceres escolares y a la mujer que camina entre nubes y es la mujer de un hombre, que apenas hace unos meses era un desconocido. ¿aprontar los acontecimientos? ¿esperar a la mayoría de edad? Esta semana tengo consulta con el ginecólogo. Estoy en control por desarreglos menstruales. Ingiero anticonceptivos. Espero continuar con el mismo tratamiento. De no ser así estaré en problemas. Me rio, y como no tengo a quien contarle lo que pienso me inventaré una amiga.
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