Relic está asustado.
Relic está ansioso.
Relic no encuentra salida
al problema en plural que lo acongoja.

Observo a Relic con detenimiento.
Escojo eternamente las palabras que deseo comunicarle,
pero por mas que lo intento,
apenas son algunas las que logran dar
un golpe de gracia,
y el resto solo esconden a Relic en su coraza.

Y sí, su coraza.
Ya está mas agrietada, más desgastada.
Sabe que sin su coraza no puede andar,
sin ella no puede vivir.

Exponerse fuera de su coraza
lo va a llevar al mas oscuro terror jamás antes visto.
Y yo no alcanzo a imaginarlo,
pero si alcanzo a pensar en lo que le pasará a Relic
si su coraza se llega a romper.

Se caerá en pedacitos,
se escucharán gritos,
no habrá mucho tiempo,
antes de que se concrete la posibilidad
que tanto me atemoriza en este momento.

Relic, como te ayudo a salir de esta, dime.
Aceptar el dolor, sacrificar el deseo,
eliminar la dependencia.
Abrazar la nimiedad de la propia existencia,
y luego crear un sentido nuevo a todo lo que nos rodea.

Morir debes tú.
Nacer de nuevo es lo que quiero como futuro para ti.

Quiero verte otra vez,
de nuevo en esta vida,
y si bien quizás mis deseos son hoy egoístas,
tu nunca lo has sido.
¿Por qué serlo ahora, y de la peor de las maneras?
¿Por qué haberte sacrificado tanto tiempo,
a la búsqueda del bienestar de otros,
de la manera mas desgastante posible,
para luego querer desear terminar con todo,
provocando el dolor mas grande e inimaginable?

Obvio, no puedo decirte nada de esto,
mi querido Relic.

Solo sufro por no poder actuar, por no poder decir,
por no poder llegar donde el dolor te aqueja,
sin que antes se tenga que romper tu coraza,
y ver como sangran tus heridas,
esas que nunca quieres mostrar.