Al final parte 2

Antes de ir a su casa pasó a ver a su mamá Elena y a Isabela. Quería visitar a su otra “hermanita”.
- ¿Vienes de tu casa? – preguntó Elena.
-No. Vengo de la casa de Flavio. ¿Te puedo preguntar algo?
-Dime.
- ¿Qué hay de mi papá biológico?
A Elena le saltó el corazón.
-No vale la pena.
-Para mí sí.
-Tiene años que no lo veo. La última vez que crucé palabra con él fue cuando te hicimos – a Elena también le gustaba mentir.
Israel salió de la casa. A lo lejos Elena vio que su hijo se alejaba cuando Isabela le dijo que estaba haciendo mal.
-No le debes mentir a tu hijo – Isabela le reclamó.
-No le puedo decir que su padre está en la cárcel por matar a una mujer y que su mamá adoptiva estuvo enamorada de él.
-Está prófugo de la justicia, eso te puede complicar las cosas, Elena. Debes decirle la verdad – Isabela trataba de ser racional.
-No pienso decir que Enrique es el padre de Israel. Él es un maldito asesino.
Así es, Enrique Ayala, el hombre del que alguna vez Nuria llegó a sentir algo, es padre biológico de Israel ¡Qué pequeño es el mundo!

Por la noche, Alex soltó otra locura en la mesa.
-Me quiero hacer la vasectomía – dijo el muchacho.
- ¿Qué dijiste? – le replicó Nuria.
-Lo que oíste, mamá.
-Alex – le dijo su hermano – la vasectomía no es un juego. Es un procedimiento irreversible, si haces eso nunca podrás tener más hijos. Debes pensarlo muy bien.
-Hijo. Yo sé cómo te sientes. Abraham no debe ser el causante de esa decisión. Probablemente ahora estés confundido, estoy segura que conocerás a alguien y esa decisión cambiará – Nuria no quería que su hijo hiciera una tontería.
-Familia. Tengo algo que decirles – los interrumpió Emilio.
Todos estaban a la expectativa.
-Me ascendieron en el trabajo.
- ¿De verdad, amor? – Nuria le preguntó.
-Sí. El lunes comienzo como jefe de departamento.
-Te felicito papá – Israel le dijo a Emilio.
Alex abrazó a su padre.

El lunes por la mañana comenzaría la desgracia de la que le habló la bruja a Israel.
Israel se fue a trabajar temprano. Por fortuna esa semana no tendría guardias. Alex se fue a la preparatoria estaba por terminar. Nuria se quedó con los niños y Emilio y llegaría al trabajo.
Emilio llegó a su nueva oficina. Tenía muchos pendientes en el escritorio, todos estaban a su nombre. Eso, más que darle miedo fue un compromiso para él y pensaba cumplirlo hasta el final. Isabela, su jefa, estaba contenta por el ascenso de Emilio.
-Licenciado. Bienvenido a la jefatura de su departamento – le dijo Isabela.
-Gracias – respondió Emilio - Me siento emocionado y nervioso, temo equivocarme.
-Eso no pasará. Has demostrado un enorme crecimiento en la empresa – hizo una pausa - Yo sé que no estás muy feliz por la decisión que tomé sobre Elena y nuestra relación.
-Yo lo respeto. Nunca me metería en lo que es mi asunto.
-Entiendo – Isabela sabía que Emilio no estaba de acuerdo con que ella estuviera casada con la mamá biológica de su hijo – bueno, creo que debo dejarte para que atiendas todos tus asuntos. Si tienes alguna duda ya sabes dónde está mi oficina.
-Gracias.

En la casa todo marchaba bien. Después de las dos de la tarde, Alex llegó a la casa. Hizo la tarea y cuidó a su hijo Abraham mientras Camila hacía la tarea. Nuria tenía el antojo de hacerse un licuado de plátano, buscó en la despensa y no tenía la principal, plátanos. Le dijo a su hijo que saldría al mercado a comprarlos.
- ¿Vas al mercado por unos plátanos? – Alex la cuestiona.
-No hay. Quiero un licuado.
-Si quieres voy en la bicicleta – se ofreció Alex.
-No. Mejor voy yo. Quédate con los niños.
Esa decisión hubiera cambiado el rumbo de las cosas. Para todos. Tanto para Emilio como para Israel. Nuria salió con lo indispensable, su vida. Al llegar a la esquina un hombre se acercó a ella y la tomó por el cuello. Le colocó una bolsa en la cabeza. Como pudo, cargó a la mujer con sobrepeso a la camioneta. Nuria intentó defenderse, pero no pudo porque el hombre era más fuerte que ella.

Continuará…