Antonio siempre le decía a María:
-Mi amor, no confíes en Gloria.
Ella siempre le respondía:
-Ella es bien sincera y mi mejor amiga.
Después de desayunar cada uno se iba para el trabajo y regresaban por la noche cansados después de una jornada laboral muy árdua. A veces ella llegaba de mal genio; para no tener confrontaciones él hacía la cena. Después de cenar veían un rato la televisión y luego se acostaban pues a las cinco de la mañana tenían que levantarse de nuevo para ir de nuevo a trabajar.
Menos mal todavía no tenían hijos pues con la situación económica tan difícil sería un error muy grande. Esa rutina empezaba a hacer estragos, no solo en la parte física sino también emocional, pero el amor les daba esa fortaleza que necesitaban para seguir adelante.
El tiempo siguió pasando y las condiciones laborales mejoraron, pues a María la ascendieron de operaria a supervisora en la empresa de confecciones donde laboraba desde hacía cinco años. A Antonio también lo ascendieron de guarda de seguridad a supervisor. El dinero les rendía más y empezaron a mejorar su calidad de vida. El amor se hacía más fuerte, al punto que juraron amarse hasta la muerte.
Todo marchaba a pedir de boca. Un domingo por la tarde, Gloria los fue a visitar y llevó un regalo para Antonio que estaba cumpliendo años. Celebraron este acontecimiento con vino y música romántica. Cerca de lamedia noche, Gloria se despidió, por seguridad pidieron por teléfono un taxi. Menos mal el siguiente día era feriado y no tenían que ir a trabajar. Conversaron hasta la una de la mañana y luego se durmieron. Despertaron un poco tarde y ella se levantó a hacer el desayuno que no demoró en estar listo. Desayunaron con gran apetito. Luego se bañaron juntos, jugaron con el agua. El la besó muchas veces, chupó sus pechos y luego la penetró en el baño. Sé sintieron plenos a la hora del orgasmo.
Después de secarse y vestirse María le dijo:
-Te diste cuenta lo bonita que vino Gloria, nunca la había visto así.
-Tienes razón, parece muy enamorada.
María de inmediato le respondió:
-Será del viento, ¿de quién más?
Antonio después de reírse le dijo:
-No creas, debe tener alguien que la haga suspirar de amor.
María se rió y luego le dijo:
-A qué horas, se la pasa todo el tiempo conmigo en el trabajo.
Antonió le respondió:
-Para el amor siempre hay tiempo.
María le contestó:
-No lo creo.
Antonio le dijo:
-De todas maneras no te confíes de Gloria.
Ella enseguida lo recrimina de la siguiente manera:
-Deja de ser tan desconfiado, Gloria es un alma de Dios.
A las diez de la mañana salieron de paseo, fueron al parque de la caña a bañarse en la piscina de olas artificiales; luego almorzaron y a las tres fueron a la discoteca a bailar. A las siete de la noche decidieron volver a casa, pues al siguiente día tenían que ir a trabajar, por hoy todo era más que suficiente.
El tiempo siguió pasando, Gloria había cambiado de empresa. Llegó diciembre y María tuvo que ir al médico. El no fue a trabajar, había pedido varios días de permiso y sé quedó solo en la casa. Apenas salió María se bañó, luego se vistió y sé echó la loción que le había regalado Gloria en su cumpleaños. Estaba inquieto, de repente timbró su teléfono, no era María. De inmediato respondió:
-A las cuatro nos vemos en el centro médico.
Enseguida colgó el teléfono y salió a esperar el transporte masivo, no tardó en pasar la ruta que lo llevaba a Versalles. Llegó rápido, se bajó a dos cuadras antes del centro médico. Antonío no sabía que María estaba en el mismo lugar. La sala de espera estaba llena de pacientes prestos a entrar al consultorio del médico en el momento de ser llamados. María ya estaba en consulta médica, Antonio aprovechó el puesto de un paciente que fue llamado de otro consultorio. Al rato llegó Gloria y de inmediato la llamaron de otro consultorio, no tuvo tiempo ni de saludar a Antonio, quien estaba muy inquieto.
El tiempo siguió pasando y Antonio se desesperaba más, cuando estaba a punto de abandonar el centro médico salió María; Antonio se agachó para que no lo viera y en efecto, no lo vió. Bajó al piso número tres, ahí le entregaron la fórmula médica y los exámenes que se debía realizar dentro de ocho días. Salió rápido y sé fue para la casa.
Antonio seguía esperando a que saliera Gloria. Al cabo de veinte minutos salió, al llegar donde estaba la abrazó fuerte. De inmediato se fueron para la casa de ella. En el camino le contó que todo lo relacionado con su salud estaba bien. Entraron a la casa de Gloria, tomaron café y hablaron de muchas cosas, menos de María. Antonio, al cabo de una hora llegó a su casa, María ya había llegado.
Antonio no sabía qué decir, fue ella quien rompió el silencio:
-Mi amor, cómo te fue hoy.
Antonio le contestó:
Muy bien espero que a ti también.
Ella le dijo que sí y que tenía sueño. Ante aquella circunstancia él la agarró de la mano y la condujo hasta la alcoba. Le quitó la ropa, le puso ropa de dormir y la acostó en el lado derecho de la cama. Él sé desvistió y sé acostó en el lado opuesto, al ratico se durmieron. Al día siguiente sé levantó María muy temprano y sé fue a trabajar. Antonio no fue a trabajar pues el permiso era por tres días. Ella volvería a las siete de la noche después de cumplir con su jornada laboral. Antonio sé levantó a la hora y media. Preparó café y sé puso a escuchar música. A las dos horas llegó Gloria. Tomaron café, luego se abrazaron y besaron con mucha pasión. La temperatura ambiental fue subiendo y la corporal también, producto de la pasión que los embargaba. Los dos ya estaban desnudos en la cama y justó cuando la iba a penetrar entró María. Al verla no supieron qué hacer; ante aquella circunstancia ella les dijo:
-Ustedes qué hacen en mi cama.
Ni ella ni él supieron qué responder. Una tragedia estaba a punto de suceder. Antonio muy asustado le dijo a María:
-Te lo advertí que no confiaras en Gloria.
Ella con voz firme le dijo:
-Aquí no ha pasado nada, vamos a ser felices los tres.
Enseguida se desnudó y empezaron a acariciarse.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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