"Condenado por su apellido, don Ricardo fue bibliotecario en la Nacional durante el último gobierno de Benavides. Tras los pocos años que ejerció el cargo, desapareció para siempre: ni su cadáver fue encontrado en el incendio del 43. El hombre tenía la capacidad sobrenatural de comprender la totalidad de un libro al tacto. Mi bisabuelo fue su médico tras el balazo que recibió en una huelga. Cuando despertó del coma, tocó un periódico y al segundo sufrió el violento derechazo de realidad al salir de la ignorancia. Así comenzó su obsesión, muy en silencio. Dominó todas las ciencias y humanidades. La ficción y la realidad. Sus conocidos dijeron que se apartó casi por completo de la sociedad. Algunos creen que murió; otros, que provocó el incendio; que se volvió Buda, un gobernante fantasmal, esquizofrénico, un escritor universal o un nómada pobre o millonario. Nadie conoció la calidad de sus decisiones".