LO INESPERADO

Yo, Marcos Gutiérrez me niego rotundamente a aceptar la noticia de Ana, mi esposa.
Estuve ausente tres meses y a mi vuelta me encuentro con la gran novedad.

El embarazo.
Me propuse a hacer las investigaciones adecuadas, aunque me resultara
problemático indagar con los vecinos. Sospechaba a lo que me exponía.

Comenté con un amigo insinuando a otra otra persona. Entre trago y trago me habló del A.D.N. Exaltado objeté_ ¡ Pero hay que esperar a que
nazca!.

Tuve que consultar a un psicólogo, pero se me complicó más y me parecieron absurdas sus conclusiones.

Verla engrosarse cada día más, era un tormento.

Sufría cuando me mostraba parte del ajuar.

_Tendremos que cambiar tu oficina para prepararle su dormitorio.
Todo lo que consideraba sagrado.
Me acomodaría en el altillo.

_Tenemos que hablar Ana_

Su entusiasmo y descomposturas no daban lugar.

Sacaba cuenta de mi ausencia, aunque nunca se me ocurrió preguntarle cuanto llevaba de estado.

Cuando la veía dormida, me imaginaba apretando su frágil cuello, siempre desechaba la idea y me maldecía por amarla tanto.

¡Dios, como sufrí con la ecografía!

_Doctor no se parece en nada a mi_
_Solo se pude saber el sexo y su estado_ Contestó
_ Cuando nazca lo verá_ Me contestó, aunque los bebes siempre son parecidos.
Ana me miraba con ternura y yo mordía mi desconfianza.
Lo que me pareció siglos, al fin llegó.

No voy a negar que a pesar de mi furia sufrí junto con ella.

Se abrió la puerta y el doctor con el bebé en brazos preguntó
_¿ Quien de ustedes dos tiene un lunar a la altura del cuello?_

Corrí hasta el baño y verifiqué el mio y en el mismo lugar estaba la copia de la marca familiar._