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El último atardecer…

Julieta era una joven mujer que, para cumplir sus sueños de ser arquitecta, tuvo que dejar su ciudad natal para irse a otro país muy lejano y con un idioma que, a pesar de saberlo, no era el suyo.
De esto hacía varios años, la joven se había recibido, trabajaba con una socia y no podía quejarse, su sueño se había hecho realidad.
Su familia, era lo que más extrañaba, su ciudad, sus amigos y algo que nunca más había vuelto a ver de la misma forma que estaba acostumbrada, los atardeceres a orillas del río.
Era una mujer muy inteligente, muy atractiva también, pero nunca se había casado, al irse de su país dejó al amor de su vida, no se sentía comprendida por él, si se hubiera casado no habría podido estudiar y su futuro como arquitecta estaba primero en sus pensamientos de muchacha.
Llegaba el verano y la nostalgia no se alejaba de ella, deseaba volver a ver a sus padres y todo lo que había dejado años atrás y que veía muy pocas veces en el año debido a su trabajo.
Al fin habló con su socia, una mujer mayor que no tenía problema en seguir sola ya que Julieta jamás había tenido vacaciones de más de unos días y de común acuerdo hizo sus valijas y decidiendo darles una sorpresa a sus padres partió hacia su querido país.
De más está decir que aquello llenó de alegría a todos, tener a su hija de vuelta, aunque más no fuera por un mes, era la gloria para ellos.
Luego de estar mucho rato con todos, les dijo que iba a salir a caminar hasta el río.
Su madre sabía que aquél era su lugar preferido y la dejó ir sola, sabía que lo necesitaba.
Al llegar casi al atardecer, Julieta revivió su juventud mirando aquel hermoso atardecer y una lágrima rodó por sus mejillas. Pensaba en lo que hubiera sido de ella si no se hubiera ido y entre tantas cosas que llenaban su mente en ese instante, la figura de Andrés se hizo presente.
Pensaba que no había vuelto a saber de él, creía que estaba casado, pero nunca se animó a preguntarle a su madre, ella era su confidente y sabía lo mucho que le había costado elegir entre su amor y su futuro en otro país.
Pero, no estaba soñando, Andrés estaba frente a ella, su madre que nunca había dejado de verlo, lo llamó para contarle que había vuelto y dónde estaría al anochecer por si quería saludarla.
El atardecer con su roja puesta de sol los hizo abrazarse, el amor seguía en el aire, Julieta se separó rápidamente de él para tenderle su mano.
Conversaron como buenos amigos, nunca se habían peleado en realidad, Andrés le contó que era dueño de un restaurante, que nunca se había casado y aún vivía junto a sus padres.
Ella a su vez le contó su vida, su trabajo, sus triunfos como arquitecta y tampoco se había casado.
Ese fue un hermoso reencuentro, pero no fue más que eso, un encuentro casual entre dos amigos que se contaron sus vidas sabiendo lo alejadas que estaban una de otra.
Al día siguiente la madre de Julieta le preparó una cena sorpresa, la familia en pleno acudió, todos querían verla, su elegancia era increíble, era una muchacha hermosa, talentosa y muy querida por ellos. Entre todos también había sido invitado Andrés, para la madre era uno más de la familia y Julieta lo sabía a pesar de que él ya no visitaba su casa como antes.
La cena fue maravillosa, la familia estaba encantada con las historias de Julieta, de los edificios que había proyectado y de cómo luego de prontos, surgían nuevos contratos, Julieta era una de las arquitectas preferidas de la gente adinerada por sus diseños modernos y fabulosos.
Un mes había transcurrido desde que llegara a su país, casi todos los días se encontraba con Andrés para conversar y contarse sus respectivas vidas, tan distintas.
Cierto día Andrés le preguntó si le gustaría volver, él la seguía queriendo, pero Julieta no pudo contestarle.
Al fin llegó el último día, ya era tiempo de volver.
Julieta como siempre lo hacía, caminó hacia el río, aquella tarde el sol parecía más grande y esplendoroso que de costumbre y al verlo teñir el río con su sangre para luego ocultarse dejando aquella inmensa pintura roja en los ojos de quien lo contemplara, supo la respuesta a la pregunta de Andrés, aquél sería su último atardecer….en soledad.
Omenia
3/6/2023

Texto agregado el 06-06-2023, y leído por 225 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
25-06-2023 Me gustó, aunque debo confesar que esperaba algo más, pues cometí el error de leer tu último cuento (en realidad el spoiler de Vicente). Saludos Omeña Nazareo_Mellado
09-06-2023 Buen cuento querida amiga Ome. Abrazo grande y en espera del siguiente. sendero
08-06-2023 Un final de entrada suave. De los que el lector aprueba sin disgusto. Te felicito. peco
08-06-2023 Parece una película total, desde la A a la Z! Bien por vos, mi Ome querida. MujerDiosa
08-06-2023 Me gustó tu historia. Ella tenía su lugar en el mundo, allí junto al río. Afortunadamente para Andrés decidió compartirlo con él. IGnus
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