¿Cuándo fue la vez que abandonaste tus sueños? Que pregunta tan idiota
En realidad no abandonaron nada, nosotros nos encargamos de demostrarles que no tenían derechos.
Stephen Chbosky escribió un libro que se hizo una película de gran éxito “Las ventajas de ser un marginado” (novela tachada de juvenil y quizás yo estoy algo grande para leerla) allí Charly vive una vida plagada de dolor, de enfermedades mentales, de muerte, de soledad, de deseos sin cumplir, de amores no correspondidos, lagrimas, sangre, drogas, música de David Bowie y destrucción… mucha destrucción.
Creo que Chbosky lo hizo bastante bien describiendo la forma en que los marginados caen al abismo, las familias al principio se preocupan, los amigos acompañan, los médicos escuchan; pero con el tiempo todos se cansan, los dejan de lado y quedan como dice Fito Páez…
simplemente al borde del camino.
Son esas piezas del engranaje social que no encajan en ninguna parte, quizás con altos estudios (incluso posgrados universitarios) con tantas expectativas que nunca llegaron a cumplirse, con tantas necesidades que no saben cómo ser suplidas; atrapados en un eterno circulo de desgracias que hacen parecer un juego de nenes al infierno de Dante. Culpables porque si otros no los culpan, ellos se culpan. Con culpa de seguir ocupando espacio, seguir gastando recursos, seguir respirando. Con ansiedad, depresión o quizás otras más enfermedades mentales de las que nadie quiere hablar.
Los incomodos, los que tienes en tu lista de amigos pero a los que parece solo recuerdas cuando hay algo que cuestionarles (es sorprendente la cantidad de gente que nunca te pregunta cómo estas pero cuando haces algo en lo que no están de acuerdo si saltan a juzgar, no son muy coherentes con respecto a los vínculos y el tiempo… no hay tiempo para amar pero siempre hay tiempo para criticar) los que dejan de ser utilices y aunque se esfuercen más de lo que sospechas terminan siempre solos… cada vez más solos y con más miedo.
Que ingenuos somos, el sesgo del vencedor nos hace creer que ellos “no se esfuerzan”, ellos “solo se victimizan” ellos son tan incomodos, sobran tanto… son desechables. Por eso los dejamos de lado, aprovechamos los recursos que ponen a nuestra disposición y luego se nos hace fácil ocuparnos de nuestras vidas tan nutridas con nuestros laburos importantes, nuestras parejas, nuestras casas cómodas y nuestros orgullosos hijos.
Y que pasa cuando los desechables alzan la vos? Nos sentimos incomodos, nos enojamos, juzgamos, decimos que son “víctimas de ellos mismos” los abandonamos claro no sin antes dejar claro que nosotros somos mejores que ellos porque nosotros sí “nos esforzamos” claro como si el esfuerzo, el talento, o lo bonito que tengas el corazón, como si el positivismo fuera un factor determinante en el éxito. Ya lo diría Stiglitz… no seas imbécil (bueno el nobel de economía no lo dijo precisamente así pero ya lo entiendes)
Los usamos, si porque cuando tienen recursos ellos siempre están, un abrazo, una escucha, una sonrisa, son los únicos que preguntan al otro como esta, aquellos que tienen la enorme empatía desarrollada por el sufrimiento intenso, los que ofrecen el amor; el amor de amigo, de pareja, de padres, de compañero… los que andan por la vida ofreciendo amor. Aquellos que en ocasiones se ven tan felices con cosas tan pequeñas que nosotros en nuestros puestos de poder no podemos entender, porque son seres que aprendieron a ser felices con tan poco, los que no entienden la superficialidad de los vínculos y las relaciones.
Porque nos cuestan tanto el amor pero se nos facilita tanto la crítica?
Arrancarnos el diablo del corazón
Ellos tienen miedo y van en una caída libre que no saben cómo parar, las canciones y los libros dicen que eventualmente “las cosas van a estar mejor” pero no parece ser así, es un enorme ciclo de mierda donde algunos terminaran tirándose de un balcón o quizás ahorcándose… soledad… soledad y muerte.
Handke nos describió en Desgracia Impeorable como su madre decide morir, una mujer bastante joven que ya no tenía ánimos ni fuerzas para existir, él nos describe como poco a poco va perdiendo todo atisbo de alegría, como la vida la golpea y un día decide decir que ya no jugara más a entrar en un engranaje donde definitivamente no la quieren aceptar. Maquina enferma, somos unos malditos enfermos… mandamos a los desechables al ostracismo, a los hospitales psiquiátricos, a la muerte, al desamparo y tenemos el descaro de criticar…. Imbéciles, asesinos.
Esta es la sociedad de la que nos sentimos tan orgullosos? Nuestros autos, nuestras parejas, nuestros hijos, nuestras casas cómodas, nuestra indiferencia al dolor… si Jesús estuviera viéndonos tendría tanto asco de nosotros.
Fariseos, cobardes… tartufos.
Con que derecho juzgamos a quien nunca le preguntamos como esta?
Tanto nos incomoda el dolor?
Tanta mierda tenemos en nuestra cabeza y en nuestro corazón?
Vemos abusos y somos capaces de juzgar a las víctimas, vemos dolor y abandonamos (estamos solo cuando necesitamos) cuando preguntamos al otro, como esta?
Acaso las personas solo tienen derecho a cuidados y contención en los velorios? Cuantos muertos vamos a acumular?
Ella soñaba, ella era demasiado buena para este mundo, ella parecía estar siempre transmitiendo una especie de dolor visceral que hacia el verla sonreír una actividad febril y maratónica digna de un gran titán… ella era hermosa… y la matamos, la matamos con nuestra indiferencia, con nuestros juicios, con nuestro desprecio, con nuestras burlas, con nuestro abandono… ella había venido a sembrar amor y recogió nuestra mierda, ella siempre tuvo aliento para los demás y murió de hambre.
Desconozco los infiernos que recorren cada una de nuestras miserables vidas, pero puedo entender cuando ese otros siente ese calor que le quema la piel… desconozco tu dolor pero siempre estuve para preguntarte… me despediré?
Qué se yo, el duende mágico decía que todo consistía en seguir luchando para “enseñar con el ejemplo” que nuestra victoria estaba en resistir y si lo único que queremos es tranquilidad… esa hijueputa paz que nos vendieron en los libros de texto escolares. Nadie nos preguntó si queríamos ser los héroes de una revolución… quéjate nene, revienta los vidrios.
Algunos acompañan hasta que se agotan, algunos abandonan cuando están mejor, cuando ya no tienen el agua llena de mierda al cuello, algunos usan los recursos (los desechables tienen muchos recursos), algunos abusan y luego niegan los que hicieron y los más peligrosos juzgan.
James Rhodes nos escribió la historia de una vida llena de abusos y luchas, leerle fue inspirador, saber que ahora tiene una vida digamos que buena, nos hace pensar que quizás el matarnos no es la salida; Chanel Miller alza la voz para decir que ella tiene un nombre y no es solo la víctima de un abuso que fue abandonada por el sistema… tantos han gritado…. Y entonces porque no escuchamos? Porque solo nos expresamos para juzgar y abandonar… escoria.
Ella era increíble, la matamos…
Tartufos.
El baile de los que sobran nunca dejó de sonar.
No fueron sesenta pastillas de seconal, fueron muchas miradas incomprendidas, fueron muchos juicios… fueron muchos muros.
Sangre, dolor, muerte… el auto girando a toda velocidad… los hombres del sanatorio que te miran con desprecio, el amigo que te abandono.
Padres del excremento.
Es hora de partir.
Canta, nene… canta que este es el cuento de los desechables.
Nos quedamos esperando la segunda parte del libro de Chbosky
Hasta que la sociedad no esté dispuesta a aceptar sus falencias y validar a los desechables, solo seremos una distopia real en donde el mundo de Los Juegos del Hambre ya parece un chiste.
Espero que te sientas muy orgulloso mientas que lees lo que yo escribo.
Cuídate… al igual que siempre, yo sigo aquí para vos.
Yo tenía un planeador, tuve un oso de peluche y unos crayones de colores.
Tu que tenías?
29 mayo de 2023, Bogotá… Danesda.
|