La compró como recuerdo en un bazar durante un viaje que realizó a El Cairo; la adquisición fue la culminación de una búsqueda exhaustiva que realizó en esa ciudad. Gente del lugar, le había dicho que las alfombras más hermosas y extraordinarias eran las de color negro, porque eran echas con pelo de camello color ceniza, los cuales son muy extraños y difíciles de encontrar en el desierto.
El explorador iba de tienda en tienda con su asistente preguntando por una alfombra negra. Al dar con ella, ni siquiera la examinó; el vendedor la sacó de la bodega enrollada y lista para su transporte; le dijo que se trataba de una pieza muy especial y que había pertenecido a personajes importantes desde su fabricación a finales del siglo XVIII.
Al llegar a su casa en América, la extendió en su habitación. No era muy grande: medía dos metros de largo y uno de ancho.
Después de pasar dos mes viajando por países exóticos, el explorador decidió permanecer en casa para descansar. Su habitación se había convertido en su único habitad, donde pasó cerca de tres días encerrado. De tanto viaje, se había acostumbrado a pernoctar sobre superficies planas, más o menos duras, por lo que decidió dormir sobre su alfombra negra.
Al cabo de ese plazo, en lugar de presentar vitalidad y fortalecimiento por los días de reposo, se dejaba ver en su constitución un agotamiento extraño, cada día que pasaba se le notaba más casando, más débil; también comenzó a tener accesos de una tos seca.
Nadie se daba cuenta de lo que sucedía, ni su joven asistente ni sus sirvientes lo notaban; quizá porque no dejaba que nadie entre a su dormitorio.
Pasaron más días, hasta que una mañana el explorador no atendió a la puerta cuando se le llamó para entregarle el desayuno. Después de tanta insistencia, sus trabajadores rompieron la puerta y lo encontraron muerto tendido sobre su preciada alfombra negra. El cuerpo del explorador parecía más viejo, se le veía muy flaco; era un cuerpo casi esquelético.
Su asistente fue el encargado de llevar a cabo los procedimientos legales pertinentes: llamó a la policía y a los pocos días le entregaron los resultados de la necropsia: había muerto de asfixia.
(continua)
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