Somos fuertes parte 30 FINAL
Los padres presionaron a la directora para que Nuria dejara la escuela, pero ella siempre se negó. Confiaba plenamente en Nuria. Tenía casi diez años trabajando ahí y nunca había dado problemas. Nuria sentía que el agua le llegaba al cuello. Los padres de Mireya se encargaron de difundir chismes en su contra. Tomaron la decisión de cambiar a Alex de escuela.
La maestra Nuria elaboró su carta de renuncia. La imprimió en su casa, la firmó y la dejó en el escritorio de la directora dejando años de trabajo como maestra y orientadora vocacional.
Seis meses después, Abraham llegó al mundo. Un niño que pesó dos kilos cien gramos y midió cuarenta y dos centímetros. Para el médico estaba muy pequeño, pero se recuperaría. La que no saldría del hospital sería Mireya, la madre.
Durante el parto la adolescente de diecisiete tuvo una hemorragia que no pudieron detener. La joven estuvo muy delicada de salud y una noche la adolescente tuvo un paro cardiaco.
Los padres de Mireya intentaron por todos los medios demandar al hospital, pero no lo lograron. El padre de Mireya y Emilio se golpean en el hospital, gracias a que Israel y Flavio estaban ahí no pasó una desgracia.
Al velorio de la adolescente le negaron la entrada a la familia de Alexander.
-Ustedes no son bienvenidos – les gritó el padre de Mireya.
-Pero creo que tenemos el mismo derecho – replicó Nuria.
-Lárguense. Y llévense a ese bastardo. Por culpa de ese chamaco – mirando al bebé – mi hija está muerta.
-Sabe que eso no es verdad. El niño nació con bajo peso – Israel se pronunció – su hija no se alimentaba correctamente y no tomó ácido fólico durante el embarazo. Aquí hay más de un implicado y usted quiere quedar como la victima y tiene mucho que ver. Hubiera cuidado más a su hija porque mi hermano aceptó haber tenido relaciones sexuales con su hija, pero fue ella la irresponsable.
-No te voy a permitir que le faltes el respeto a la memoria de mi hija.
-Ya, hijo – intervino Emilio – no vale la pena.
-No queremos que se acerquen al niño. En este momento ustedes no tienen ningún derecho sobre el niño - Nuria señaló.
Y así fue. Los padres de Mireya nunca se preocuparon por Abraham.
Tiempo después, Alex se encontraba estudiando la preparatoria en otra escuela. Su idea de ser sacerdote tuvo que quedar en el pasado para dar paso a su nueva vida, ser un estudiante y terminar una carrera profesional para darle la vida que se merece su hijo.
Mientras todos en casa se acomodaban con el nuevo bebé en casa, Camila dormía con Alex, aunque de vez en cuando iba a buscar a su hermano mayor para dormir con él. En poco tiempo Clara se iría a vivir con Medina, tendrían un cuarto disponible para Camila. Nuria buscaba trabajo de nuevo, y en su búsqueda se encontró con otras cosas un tanto desagradables.
Fabricio Medina encontró información sobre el padre de Nuria y no dudó en decirle lo que encontró. El abogado la visitó en la casa por la mañana.
- ¿No está trabajando? – preguntó Fabricio hermano de Héctor Medina.
-No. Renuncié porque mi hijo Alex se convirtió en papá y eso a la junta de padres de familia no les pareció, me presionaron para renunciar. Aunque la directora estaba en contra de que me fuera de la secundaria, al final lo lograron.
-Lamento lo que le pasó. Pero vengo a otra cosa y no le va a gustar.
- ¿Razón? - Nuria y el abogado se sentaron en la sala.
-Bueno, me tomé la libertad de venir porque encontré un par de cosas que no le van a gustar.
- ¿De qué me habla?
-La verdad es que es buscar una aguja en un pajar. Poca gente conoce a su padre. Su papá tiene una demanda. Golpeó a una indígena en un mercado.
- ¿Qué me está diciendo?
-Fue hace veintisiete años. La mujer no realizó la demanda de inmediato, pero lo hizo. No se presentaron testigos, su papá salió bien librado de ese problema.
-Ay no lo puedo creer ¿Sabe dónde está mi papá?
-No, por ello le digo que es buscar una aguja en un pajar.
-Entiendo.
-Le tengo una pregunta ¿usted conocía a Fabiola López?
Nuria se puso muy nerviosa. Tenía que mantener la misma versión todo el tiempo.
-Sí. Era mi vecina. Yo me enteré que mi papá tenía que ver con ella, pero eso fue cuando yo ya no vivía ahí, en el edificio. Hace muchos años que no sé de ella. Todos decían que mi papá estaba con ella.
No le iba a contar la verdad de los hechos porque terminaría tras las rejas.
-Nuria ¿está bien?
-Sí. Perdón. Es que ha sido mucha información.
-Bueno. Me retiro. Lo que necesite, le dejo mi tarjeta.
-Gracias. Sus honorarios ya se los deposité.
-Se lo agradezco.
Nuria tenía un nudo en la garganta.
Cuatro meses después, todo parecía estar en orden. Hasta que de nuevo le dieron un susto a Nuria. Enrique Ayala había escapado de la cárcel.
Nuria recibió un anónimo que decía “sé lo que hiciste.” “no te librarás de mí” E.A.
Continuará…
Somos fuertes ¿FINAL?
Mi vida no ha sido fácil. Crecer en dos orfanatos fue parte de mi vida. Esta marca que tengo en la cara me hace sentir horrible, aunque mi novio y mis dos mamás digan lo contrario.
Todo parece marchar bien. Mi hermano el año pasado se convirtió en padre y no de una iglesia, fue padre, pero de un niño al que nombró Abraham. Se parece demasiado a Alex. Las cosas para él tampoco han sido fáciles. Cuando fuimos a la playa, Francis despertó en él, cosas que la adolescencia te obliga a sentir. Francis es una mujer hermosísima, la vio desnuda en la playa y en traje de baño. Le ganó la curiosidad. Mi mamá no le perdona que no le haya tenido confianza, pero sobre todo lo de los preservativos en el piso. Desde entonces los preservativos los compra Flavio, Oscar o Francis.
Hablando de ellos. Son los mejores amigos. Mi relación con Flavio es increíble. Nos amamos profundamente. Queremos casarnos, pero falta para dar ese paso. Paso que tampoco piensan dar Francis y Oscar. Nuestro poliamor en la cama con el paso de los años se hace más fuerte. El sexo y la búsqueda del máximo placer en todas las veces que estamos juntos en “el espectáculo” es cada día más retador. Explorar nuestra sexualidad es algo magnífico. Acostarme con los tres ha sido algo muy distinto, el cuerpo de Francis es más delicado. Su piel es suave, sus pequeños senos, su trasero tan sensual. Esos rizos la hacen ser mucho más sexual. Hacer el amor con ella es distinto. Con Flavio, mi novio es fenomenal el sexo. Hemos logrado unirnos en uno solo, pero con Oscar es algo distinto. Oscar es un hombre distinto, es carismático, gracioso, sexualmente explosivo, contrario a Flavio que es un hombre serio, formal y muy caliente, creo sentir cosas por él, por Oscar, creo estar confundido.
El sábado pasado, Francis nos torturó con el famoso flamingo. Nos ató las manos a la cabecera de la cama y nos vendó los ojos. Uso la aplicación en el celular de cada uno de nosotros, fue realmente excitante porque lograba sentir la respiración profunda de Flavio. El que no dejaba de gemir era Oscar. Yo le enseñé a controlar la eyaculación para lograr durar más tiempo, fue increíble, situación que no me genera culpa.
¿Culpa? La que carga con la culpa es mi mamá Nuria. ¿Cuál culpa? No lo sé. Pero sé que ella nos mintió. El día que fue al congreso estaba muy nerviosa y cuando regresó todavía más nerviosa. Las llantas de la camioneta estaban llenas de lodo, era impresionante el olor a gasolina. Pensaba que había una fuga. Ese día yo mismo lavé la camioneta, en la cajuela encontré el tapón de un bote de gasolina. Desconozco lo que pasó en realidad. Por esos días mi mamá deambulaba por la casa, andaba muy nerviosa. Cuando hablaban del incendio en ese panteón mi mamá le cambiaba de canal a la televisión. Me extraña que dos policías vengan seguido a preguntar por una tal Fabiola López. No logro entender qué tiene que ver mi mamá y papá en eso. Según mi abuela dice que esa mujer era amante del padre de mi mamá Nuria. Hace poco, mi mamá recibió la carta de un tal Enrique Ayala. Mi mamá se puso muy nerviosa. No tengo claro nada, pero sé que algo pasó en ese viaje y que en el pasado mi mamá vivió cosas que hoy las lleva arrastrando y que le están quitando el sueño.
Por otra parte, no me puedo quejar. Mis padres se aman. Nunca, pero nunca en lo que llevo siendo parte de la familia Quintana Escalante he visto a mis padres discutir. Siempre andan de la mano, se besan, ríen juntos, salen juntos, van al cine, duermen juntos. Les agradezco por la vida que me están dando. Son los mejores padres del mundo. Me siento afortunado porque tuve la oportunidad de ser adoptado por parte de una familia increíble.
Hace tres años la vida puso en mi camino a mi mamá biológica. Una mujer que es mi par. Así es, Elena, mi mamá biológica es lesbiana. El mes pasado fui testigo en la boda de mi mamá Elena con Isabela. Mi papá no está muy de acuerdo con que yo tenga relación con ella. Nunca fue de su agrado y menos ahora que está casada con su jefa. Las dos pertenecen a dos clases sociales muy distintas, pero eso no fue impedimento para amarse.
Quince días después fue la boda de la mujer más noble que he conocido en mi vida, mi abuela Clara. Unió su vida a la de Medina. Yo no estoy muy contento porque Héctor Medina nos hizo la vida imposible en la carrera de medicina.
Cuando Medina dirigió unas palabras a los invitados Oscar se limitó a decir “pinche viejo ridículo” en la fiesta estaban muchos médicos que fueron mis profesores en la carrera de medicina, otros con los que he tenido la oportunidad de conocer en los diferentes hospitales en los que he realizado residencias, servicio social, especialidad y en los que he trabajado.
Regresando a la vida normal, yo, el doctor Israel Escalante el que miraba su futuro lleno de baches y que nunca lograría nada es completamente afortunado, eso soy. Tengo un novio increíble, unos amigos incomparables y una familia extraordinaria.
Ahora sé que SOMOS FUERTES.
Fin. ¿será? Continúa en “Al final”
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