Aburrida del sin amor, inquieta, hostigando esa penumbra de ecos laboriosos, cansada de esperar el tiempo de una negativa, furiosa frente al desencanto, harta de ver el desenlace en otras vidas. Callada, expectante en este itinerario de respuestas, malhumorada, batallando en el conflicto de ser y no la mujer que espera entre las sombras, cómplice y secuaz de lo imposible. Inmóvil, triste, infiel a esa nada presurosa de ser alguien, incierta, fatídica, sosteniendo las premisas encarnadas en un hombre, abatida o desafiando las razones de ser suya. Infeliz, aturdida, oscilando entre la rabia y el espanto, desierta, inexplorada, imaginando las secuencias de otras vidas, celosa, embebida en lo lejano que nunca se detiene en ella. Aburrida, inquieta..., esa eres tu...
Ana Cecilia.
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