El otoño que cruje y este frío asido a soledades conocidas hoy son los compañeros del hastío que abre a cada paso las heridas. Las nubes atrapadas en mis ojos sollozan por las noches, y en el cielo donde las sombras ponen los cerrojos se encuentra retenido un viejo anhelo. No queda ni un espejo solitario donde mirar las hojas amarillas que el viento desparrama todavía. Solo vacío crece en las orillas del mundo y un reloj imaginario insiste en comenzar un nuevo día.
Texto agregado el 06-05-2023, y leído por 110 visitantes. (6 votos)