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Somos fuertes parte 27

Nuria estaba en la sala de visita a los mayores. Era un pabellón bastante grande con muchas sillas y mesas ocupadas por otros usuarios que también los visitaban sus familiares. Nuria estaba esperando a su madre. Una enfermera llevó a Julieta. La mujer se sentó junto a su hija.
-Estaré por aquí si necesita algo – le dijo la enfermera.
-Gracias ¿Cómo estás mamá?
Julieta no respondió a ninguna de las preguntas que le realizó su hija.
- ¿Ha venido Gonzalo?
De nuevo no hubo respuesta.
Las dos mujeres se quedaron calladas. Nuria pensaba que sería inútil hablar de otra cosa puesto que Julieta era ajena a toda la vida que actualmente tenía su hija.
Nuria se quedó sentada solamente treinta minutos que para ella fueron como cinco horas. Buscó a la enfermera para que se llevara a Julieta.
Antes de salir, Nuria se encontró con el psicólogo que la esperaba en el patio del asilo.
-Señora, Nuria. ¿Podríamos hablar? – pregunta el psicólogo.
- ¿Usted es?
-Claro, perdón. Soy Rubén Almada. Soy psicólogo de aquí.
La invitó a pasar al consultorio. Rubén le habló de esa declaratoria de guerra hacia ellos por parte de Julieta. Ella estaba enojada porque la habían botado en un asilo. Pero la intención de él era que Nuria hiciera conciencia acerca de perdonar a su hermano.
- ¿Usted está interviniendo por él? ¿Le parece poco todo lo que ha pasado?
-Entiendo lo que quiere decir.
-No, usted no entiende nada. Tengo a unos malditos policías que me acosan, me hacen preguntas de una mujer de la que no sé nada – mintió – una mujer con la que mi papá tenía que ver. Cuando mi papá me corrió de la casa, Gonzalo ni mi mamá fueron para llamarme. No me buscaron. No hicieron nada. Es más, Gonzalo sacó mis cosas al día siguiente. Las tiró a la basura. Pasé hambre, tuve quw vivir con los señalamientos por un desgraciado – recordando lo que pasó con Enrique – intentaron abusar de mí – hizo una pausa – mis papás son los responsables de mi infancia tan lastimosa. Usted cree que Gonzalo es el único que ha sufrido, pero no.
-Solo le pido que lo escuche.
-No tengo nada que escucharle. Él rompió lo poco que existía. Se llevó a mi hija – Nuria levantó la voz. - Mi propio hermano secuestró a mi hija pequeña. ¿Qué intentaba? No lo culpé porque yo no tengo atole en las venas. Y sé que en la cárcel no hubiera sobrevivido. La vida de ellos no me importa.
Nuria salió del asilo en un llanto.
Por la tarde en el asilo, Maru se acercó a Julieta solamente para amargarle la existencia.
-Hola Julieta, vi que a ti también te vinieron a visitar.
Julieta no respondió.
-Ay. Vino mi hija con mi yerno. Ay, me trajeron a mis hermosos nietos. Me da tanto gusto ver a mi hija tan enamorada de su esposo y de sus hijos.
En ese momento, Julieta por dentro ardía de coraje al saber que ella podía ser igual, disfrutando de sus tres nietos. Llevaba una buena relación con sus dos hijos, pero prefirió dominarlos y chantajearlos.

Medina estaba feliz. Ese médico al que lo odiaban sus alumnos por ser un maldito, por reprobarlos y cargarles la mano con el trabajo escolar, también tenía su corazoncito. Invitaba a Clara a bailar, la llevaba a tomar el café, a dar la vuelta por el parque. Les gustaba ir tomados de la mano. Medina tomó la decisión de comprar un anillo.
Una noche del sábado enfrente de todos lo hizo.
-Yo le pedí a la maestra – mirando a Nuria – que preparara una cena – dijo el médico - A mí ya no me sobra el tiempo. Estoy en una edad en la que ya no estoy para jueguitos, por ello te lo pediré.
Y en presencia de su hijo Flavio y de toda la familia Escalante Quintana el médico se arrodilló y pidió que Clara se casara con él.
Todos estaban felices por Clara. El que no estaba tan contento era Israel, recordaba cómo Medina les hizo la vida imposible en la carrera.

Israel ya se había acercado a su hermano menor para preguntarle de su estado de ánimo, el adolescente estaba perturbado por lo que había pasado.
- ¿Estás bien? – le preguntó a Alex.
-Sí.
- ¿Seguro? Te noto raro, tú no eres así. Sabes que puedes confiar en mí. Somos hermanos.
-Estoy bien.
-Lo que necesites, estoy para escucharte – insistió su hermano mayor.
La bomba explotó esa misma semana.

Continuará…

Texto agregado el 30-04-2023, y leído por 54 visitantes. (0 votos)


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