Teztlachiuanajatl, 8 de febrero de 1959.
- Acá nos llega un pedido desde Tandil, Argentina. Solicitan un alma nueva.
- Déjame ver esa solicitud… a ver… a ver… La voy a cotejar con su futuro.
- ¿Qué hacemos, le damos curso?
- Pues no, viendo lo que vendrá, este humano no tendrá alma. Ponle el sello de RECHAZADO.
Desde tiempos inmemoriales, en Teztlachiuanajatl, la ciudad prohibidísima, existe el Depósito Oficial de Almas Nuevas, es una actividad no rentada pero de máxima responsabilidad.
Allí se seleccionan las almas que recibirán los humanos al momento de su nacimiento. Son nuevas, sin uso, allí no se aceptan almas usadas, estas se envían a una planta especial de reciclado.
Están celosamente custodiadas en pequeñas botellitas que pesan 21,001 gramos cada una. Por lo general las solicitudes que llegan son aprobadas rápidamente, salvo en ocasiones especiales, por ejemplo si el futuro humano va a ser militar, político o abogado (lo cual incluye a jueces y fiscales).
No se trata de discriminar ni de prejuzgar, simplemente es sabido que hay profesionales que no serían tales ni funcionarían según los preceptos culturales humanos.
No obstante puede fallar. Es decir que el hecho de que un humano reciba un alma nueva no implica que vaya a hacer un buen uso de ella, generalmente ello se debe a que la parte material del individuo prevalece por sobre la espiritual.
He aquí el mayor secreto de la historia jamás revelado, los seres humanos suelen preocuparse por el "dónde irán" y jamás recapacitan del "de dónde vienen".
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