Nació bajo la estrella más cercana a la tierra.
Nació de madre adolescente, de una niña-mujer, nació para hacerla grande; para que crecieran juntas.

Voluntariosa, decidida, como una ráfaga de viento tibio que acaricia los árboles en primavera.

Con ojos de tierra dulce y manos de mariposa.

Con la vida escondida bajo el brazo y la fuerza tatuada en la frente, para superar su infancia entorpecida por la ausencia de su padre.

Nacida bajo el signo del tigre, y como él: luchadora, inteligente y seductora.

Mujercita pequeña, que le enseñó a su madre mucho más de lo que recibió de ella.

Camila... con cuerpo de niña y corazón de grande.

Y su destino está escrito con polvo plateado de luna y la luz de un lucero que su madre le regaló y puso en su corazón.

Y ahora su madre le escribe, como tantas otras veces, mientras Camila duerme, entre nubes de algodón.