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Inicio / Cuenteros Locales / MujerDiosa / "La mirada de una niña"

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Era una niñita muy dulce y buena. Había nacido con algunos dones especiales, como muchos bebés que llegan al Planeta. Almitas avanzadas que nacen para enseñar muchas cosas, cosas que los seres humanos necesitan saber a estas alturas. Su familia era mínima, apenas una mamá, un papá que casi nunca estaba y ella, que a estas alturas tenía más de dos años y medio, diría casi tres. ¡Cómo le gustaba jugar con su mamá cuando se bañaba! La mamá al lavarle la cabeza le hacía con la espuma del shampoo, peinados extravagantes, torres elevadas de espuma, construidas merced a los cabellos tan largos de la niña. Ambas al mirar esas creaciones en el espejo soltaban la risa, es que eran muy divertidas.

De improviso alguien ordenó un encierro total, con permiso para salir sólo por algo urgente. Su papá, que tenía un pequeño negocio, no tuvo más opción que cerrarlo. Pasaron los días, pasaron los meses, la comida no alcanzaba, su mamá hacía algunos arreglos de costura para los vecinos y comían aquello que les ofrecían a cambio. El papá que ahora sí debía quedarse a la fuerza en el pequeño departamento, sabía algo de electricidad y se las arreglaba para hacer algunos servicios, siempre en el mismo humilde edificio. La vida era bastante aburrida, ya que no tenían patio, sólo un diminuto balcón donde mirar un pedazo de cielo a veces. Escuchaban las noticias todos los días, durante todo el día y eran de miedo. La chiquita notaba a sus padres muy asustados, sin embargo ella no sentía nada, sabía que no era verdad lo que difundían todo el tiempo.

Cierto día, sus padres la dejaron con una vecina, debían ir a inyectarse no sabía qué. Los había visto días antes muy asustados. Regresaron mal, doloridos, y con una máscara cubriéndoles mitad del rostro. A partir de ahí, todo cambió. Su papá se alejó aún más, su mamá quedó muy decaída, pero lo peor fue cuando al tiempo, quiso encontrar su mirada y la halló vacía, ¡no lograba reconocer a su mamá! La buscó desesperada, la nombró varias veces agarrando su falda y tras esperar y esperar, vislumbró una lucecita de recuerdo en el fondo de sus pupilas. Se tranquilizó. No se había perdido del todo, aún estaba ahí, en ese cuerpo de antes, estaba y sin embargo no estaba... una parte se había ido para siempre, algo bien extraño. Se dio cuenta que sólo encontraba a su mamita por momentos.

Los días pasaron, ocurrieron muchas cosas en el mundo que antes no existían, o no estaba enterada de su presencia por ser tan chiquita. Escuchó de guerras, de personas que se morían de repente sin estar enfermas, de que ante la hambruna, era mejor comer bichos, nooo! Ella nunca iba a comer cucarachas aunque estuviera muerta de hambre. Vio aviones que dejaban gruesas estelas en la atmósfera que más tarde caían. Sus padres y ella tosían fuerte cuando inhalaban ese aire. Vió en la televisión varios rostros de gente que decían eran muy importantes, personas a la que todos hacían reverencias y no le gustaron para nada. Ella con tres añitos ya, se daba cuenta de algo que la mayoría no veía. Esa gente no era buena, decían de hacer cosas para que todos estén sanos y felices pero sabía que no era verdad. Los vió por dentro y eso le provocó náuseas. Más tarde, vomitó varias veces. Intentó explicarle a sus padres lo que realmente estaba pasando, pero ellos no le creyeron, dijeron que lo había soñado, que esa gente todo lo hacían por su bien.

Fue entonces cuando tomó la decisión:
La última vez que su mamá le lavó la cabeza como pudo y la llenó de espuma formando débilmente un castillo en sus cabellos, miró todas las burbujas de jabón resplandeciendo ante sus ojos mientras algunas flotaban en la brisa. En ése momento, sonó el timbre y su mamá se alejó para atender. Ella, con su magia, tomó varias de esas burbujas chispeantes y las acomodó alrededor de su pequeño cuerpo, fue hacia el balconcito, tomó un valiente impulso y simplemente... voló.¡Qué felicidad el sentir tanta libertad! Volaba como un pájaro luminoso, radiante. A lo lejos percibió multitud de balcones y terrazas con niñitos mirándola extasiados. Fue a buscarlos uno por uno. La espuma de sus cabellos era inacabable, surgían cataratas de burbujas tornasoladas. Cada pequeño pudo rodearse de ellas y volar también. Corría un viento prodigioso facilitando el viaje y cualquiera podía ver a lo lejos como si fuese un río centelleante, pequeñas figuras dichosas y brillantes. Algunas aleteaban, parecía haberles crecido un par de alas, y seguían subiendo, subiendo...Sé que llegaron a una estrella. Aquella, la más hermosa y luminosa de todas, aquella que solía encender sus corazones haciéndoles recordar el verdadero hogar.


Cuento participante del concurso: Anécdota Pandémica. Un concurso que se llevó a cabo por iniciativa de Conociéndonos y tuvo mucho éxito.

Texto agregado el 22-04-2023, y leído por 295 visitantes. (17 votos)


Lectores Opinan
06-05-2023 Buenísimo Delia, un besote. ome
29-04-2023 Relatas la belleza dentro del infierno que nos tocó vivir. El final es bellísimo!! Roxanna roxxxxxxxxxxxx
29-04-2023 Muy fuerte lo que vivimos, parece increíble viéndolo a través del tiempo que todo eso alguna vez fue realidad. Jaeltete. Tete
29-04-2023 Excelente Delia, te pasaste! eRRe
28-04-2023 No te sales,rompes paradigmas.... Me rechazo el sistema y puse mal.... Mmmmmmuack 6236013
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