Remo tenía un hermano llamado Timón. Sus hermanas Proa y Popa se lo pasaban pipa surfeando las redes y buceando en los secretos familiares. Su madre Ancla, estaba varada en el trabajo diario y en amamantar con su aliento a su bebita Vela. Su padre, Catamarán, farero de profesión, no fue capaz de intuir el Tsunami que acechaba a aquella familia de aguas tranquilas y aparentemente cristalinas. Un día, Ancla desapareció con viento en Popa a toda Vela. Remo se cayó jugando entre las rocas y se clavó una astilla directa al corazón. Timón perdió la cabeza del disgusto. Proa se hundió en sus pensamientos y el padre, al perder la vista por la edad, se precipitó por un acantilado. Y así termina la historia de una familia que nunca soñó tal terrible presagio.