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Somos fuertes parte 25

La dejaron dormida y los dos regresaron a casa. En la cena, Nuria estaba algo confundida con lo que había pasado.
-Si ella no llega, ese hombre me hubiera pegado.
-Esa mujer quería solucionar las cosas y quedó peor la situación – dijo Emilio.
- ¿Qué piensas hacer con Elena? – preguntó Clara.
Nadie respondió.
El sábado, Israel salió del hospital a las cuatro de la tarde, le pidió a su mamá ir con Elena.
La mujer se sorprendió al verlos en la puerta de su departamento. Los dos se sentaron en el otro sillón.
- ¿Cómo te sientes? – preguntó Israel.
-Mejor. Pero me duele un poco el hombro.
-Es necesario una radiografía – el joven médico la examinó de nuevo.
-Oye, gracias por defenderme. ¿Dónde aprendiste a dar esos golpes? – preguntó Nuria.
-Cuando una vive sola tienes que aprender a defenderse. Cuando viví en la calle aprendí muchas cosas.
- ¿Viviste en la calle? – le pregunta Nuria.
-Sí. Con mi mamá porque no teníamos dinero.
Nuria se levantó del sillón y vio las fotos que tenía Elena en la pared. Había fotos de Elena de joven y con otras personas, pero hubo una en especial.
- ¿Quién es ella? – preguntó Nuria.
-Fue mi pareja.
Israel y Nuria se miraron.
-Sí. Soy lesbiana. Aunque tuve algunas relaciones con hombres, creo que me gustan las mujeres.
- ¿Eres lesbiana? – le preguntó Israel.
-Si. La conocí poco tiempo después de haber terminado la carrera. Me enamoré perdidamente de ella hasta que un tráiler la atropelló. Desde entonces no tengo novia.
-Vaya, eso sí que me sorprende – Israel se sintió identificado.
- ¿Por qué no me lo dijiste? – preguntó Nuria.
-No lo sé. Nunca te acostumbras a que te discriminen. Pensé que me dejarías de hablar por eso.
-Sabías que Israel es gay – insiste Nuria.
-Oye – le indica Israel a su mamá Nuria – déjala descansar.
Para Nuria fue difícil darle el beneficio de la duda a Elena. La misma confianza que pedía con Verónica, era la misma que estaba pidiendo Elena.

Israel había ido a ver a Elena, quería resolver dudas cuando recibió la llamada.
-Tienes que venir. Isidora está grave.
Elena llevó a Israel en carro al hospital. El joven vio a Isidora muy grave, sabía lo que se aproximaba, su final.
-Ven, pequeño – le dijo la mujer con voz muy baja.
-No hagas esfuerzo – Israel la tomó de la mano.
-Debes perdonarla. Muchos niños no lo logran – hizo una larga pausa – es una bendición tener dos mamás. Cuídalas. Cuida a Emilio, a tu hermanito Alex, a tu mamá Nuria y mamá Elena, también a tu abuelita.
Israel salió al pasillo y llamó a Nuria. La mujer tomó el automóvil y se dirigió al hospital de inmediato.
Israel sentado en un banco cerca de la cama de Isidora, se aguantaba las lágrimas. Su madre llegó y lo abrazó.
- ¿Qué pasó? – preguntó en voz baja.
Israel negó con la cabeza.
-Lo siento, hijo.
Afuera del pabellón de paliativos estaba Elena.
- ¿Podría pasar? – pregunta Elena a la enfermera.
-Mire, la voy a dejar pasar nada más porque Israel me ha ayudado mucho con los pacientes.
Elena entró se acercó a ellos y en ese momento Isidora cerró los ojos para siempre.
Israel lo soltó y sintió que Elena abrazó a Nuria y a él. El joven correspondió y se dejó abrazar por las dos mujeres. Los tres estaban abrazados cuando llegó el médico quien dictó la hora de muerte, 7:59 de la noche.
Tres meses después, Nuria estaba celebrando su cumpleaños. Ella lo único que quería era paz en su vida. Invitó a Elena a la casa. Quería que su hijo mayor estuviera junto a la mujer que lo parió, ella era madre adoptiva y madre biológica y sabe el significado de ser mamá.
A la fiesta fue invitada Isabela, esa mujer de piernas largas, rubia y muy guapa. Asistió con su hija. También estaba ahí el doctor Medina, Francis con Oscar y Flavio con Israel. En ese momento, Flavio conoció a su otra suegra. Pero ahí una pareja se formaría. Elena llegó a la casa, le dio un regalo a la festejada y la presentó con ella.
-Bueno, los conoces a todos menos a ella.
- ¿Quién? – pregunta Elena.
-Ella es Isabella.
-Hola. Mucho gusto – la saludó amablemente Isabela.
-Hola. Yo soy Elena Garro.
Elena sintió mariposas en la barriga cuando vio a esa rubia, alta, piernas largas. Lo primero que pensó fue “estás hermosísima”

Continuará…

Texto agregado el 15-04-2023, y leído por 37 visitantes. (0 votos)


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