Cinco hermanos.

Una noche muy oscura y fría, llegaba al puerto una mediana embarcación con algunas personas provenientes de un país bastante lejano, huían de la guerra y la miseria y la muerte.
Entre las personas que llegaron había cinco hermanos de edades entre los seis y los doce años, viajaban solos, sus padres habían vendido todo para pagarles el viaje con la promesa de que cuando llegaran serían recogidos por cinco familias que se harían cargo de ellos ya que sabían que su fin estaba muy cercano y la prioridad de esos padres era salvar a sus hijos.
Pero, al llegar y bajar del barco, nadie estaba esperándolos, los cinco hermanos guiados por el mayor pudieron escapar y deambular por las calles de una ciudad donde ni siquiera el idioma les era familiar, pero pensando que si estaban juntos al día siguiente todo iba a ser diferente.
Claro está que el nuevo día no era diferente, estaban hambrientos y con frío y de no haber sido por un hombre mayor que los vio, quizá hubieran muerto de hambre y de frío.
Aquel hombre sintió lástima por aquellos niños y los llevó consigo hasta su casa, no entendía el idioma, pero a través de señas se fueron entendiendo.
El hombre vivía con su hijo que al verlo llegar con aquellos pequeños puso el grito en el cielo, apenas podían comer ellos, imposible alimentar a cinco personas más.
El hombre lo entendía, pero no podía permitir que, aunque fuera por unos días pudieran pasar la noche y alimentarse hasta ver qué sería de ellos.
El hijo era completamente diferente a aquél buen hombre, sus sentimientos los había perdido mucho tiempo antes y comenzó a pensar cómo podía sacar provecho de aquellos niños.
Al día siguiente sin que su padre lo viera, llevó a los niños con él a un lugar apartado donde otro hombre los esperaba, a los niños más pequeños los vendieron a dos familias pudientes que querían criarlos como hijos, se puede decir que tuvieron mucha suerte, las familias los trataban como a verdaderos hijos, aunque no supieran de sus hermanos ni sabían si se volverían a ver, por lo menos tendrían casa y comida.
Los más grandes corrieron con otra suerte, las calles, las drogas y la mafia fue todo lo que consiguieron y así la vida de cada uno de aquellos hermanos, se separó para no volver a verse.
Pasaron veinte años de aquella llegada al puerto, sus nombres habían cambiado, los menores ya no recordaban quiénes habían sido, llevaban el nombre de sus nuevos padres y a pesar de todo, la suerte los acompañó, el menor se recibió de abogado y el otro de médico, algo casi increíble por como los había tratado la vida en su infancia.
Otro sería el destino de los tres hermanos mayores.
Cierto día mientras el médico atendía en un hospital, un joven llegó casi muerto a emergencias y fue atendido por aquel médico, pero no pudo salvarlo, tenía dos balazos en el pecho y a pesar de los esfuerzos de todos, no sobrevivió.
Era un hombre de unos treinta y dos años, miembro de una banda de delincuentes muy buscada en el país, nadie reclamó su cuerpo.
Más tarde cayeron presos otros hombres, integrantes de una banda contraria que, por motivo de drogas y dinero mal habido, se habían enfrentado y en esta oportunidad la policía designó a un joven abogado.
El encuentro con el abogado y uno de los delincuentes no es posible describirlo, no se conocían, pero algo le llamó la atención al delincuente, el abogado defensor tenía una mancha muy peculiar en una de sus manos, era una estrella, se supo después que la había tenido de nacimiento, era algo así como un antojo.
El delincuente sintió que su sangre se congelaba, sólo miraba al abogado sin poder moverse cuando de pronto, sus ojos se dieron vuelta y cayó como fulminado por un rayo.
Otra vez el médico de guardia tuvo que atender a otro ser que por cosas del destino también estaba muerto, era un médico joven y al ver a dos hombres muertos en un solo día, era demasiado para él, aún no se acostumbraba a estar cara a cara con la muerte.
Allí conoció al abogado defensor, quien le detalló lo que aún no entendía, vio cuando el hombre caía desmayado, pero jamás imaginó el desenlace.
El médico y el abogado se presentaron y a pesar de que no se conocían, surgió una amistad entre ellos, se parecían mucho, les gustaban las mismas cosas.
Mucho tiempo después un tercer hombre concurre al hospital por un accidente de trabajo y es atendido por el mismo médico.
El hombre era unos años mayor, aunque no viejo y trabajaba arreglando los cables de luz de la calle cuando un cable a tierra lo tocó haciéndolo caer de una escalera, sus compañeros lo llevaron al hospital y allí fue atendido, cuando se recuperó quiso agradecer al médico tratante y allí hubo una especie de confusión, el hombre le preguntó, al verlo cuál era su nombre y el médico le respondió, pero no estando conforme, le volvió a preguntar si su nombre era el verdadero a lo que el médico le respondió que en realidad había sido adoptado cuando era muy chico y nunca supo su verdadero nombre y apellido.
El milagro se había dado, dos de los hermanos se habían encontrado, poco a poco volvía a su memoria su verdadero nombre y las circunstancias que lo habían separado de sus otros hermanos.
De ahí en más, la dicha fue parcialmente completa para aquellos hermanos, se habían encontrado luego de veinte años y eso sí que era un milagro.
El menor y el mayor de los hermanos volvían a reunirse.
El médico llevó a su hermano a su casa para que conociera a sus padres adoptivos y comenzó la búsqueda de los tres hermanos faltantes.
Una tarde cuando el médico salía de su turno en el hospital el abogado que se habían hecho muy amigos lo estaba esperando.
Cuando el médico le contó lo que le había pasado, el abogado no podía creerlo y le contó algo muy raro respecto al delincuente que había muerto mientras estaba en su despacho, aquel hombre había muerto en forma muy rara y recordaba cómo le miraba las manos y cómo de un momento para otro se le daban vuelta los ojos y sucedió lo que sucedió después.
Todo era muy raro, parecía como si lo conociera y el verlo lo había alterado al punto de morir.
Mientras estaban conversando médico y abogado, llega el tercer hombre y al saludar y dar la mano al nuevo amigo del médico, casi sucede lo mismo, el hombre se paralizó y no podía hablar, pero esta vez el médico intervino y pudo sacarlo del trance.
Luego de este episodio los tres hombres comenzaron una charla que duró mucho tiempo, el abogado había encontrado, gracias a su estrella, a dos de sus hermanos.
Ahora deseaban encontrar a los dos hermanos que faltaban, aunque el abogado no tenía muchas esperanzas de encontrar vivo a uno de ellos y así se los hizo saber.
Después del episodio entre el abogado y el delincuente, donde este miraba tan fijamente sus manos, lo supo, era el cuarto hermano que lo había reconocido y que había muerto, quizá de vergüenza y pena al saberse un delincuente.
El último de los hermanos jamás apareció, aunque el médico tenía una leve sospecha, pero no quiso entristecer a sus hermanos, la vida les había brindado una segunda oportunidad, tres de cinco hermanos volvían a ser familia, sabían que jamás volverían a ver a sus verdaderos padres, pero, aunque ellos ya no existían, tenían la oportunidad de volver a empezar esta vez juntos, olvidar el triste pasado y volver a ser hermanos.

Omenia
3/4/2023