Cumpleaños postergado
Con respecto a mi cumpleaños:
Mi cumpleaños cae el 16 de septiembre, dos días antes de las fiestas patrias.
Para explicarme mejor de inmediato dibujo un paralelo con lo que les sucede a esa gente que su cumpleaños coincide con la navidad y muy a su pesar, sus cercanos, le hacen un solo regalo.
A mí me sucede algo parecido.
Para el pequeño grupo que se toma la molestia de saludarme a medida que se acerca el 16 no hacen ningún aspaviento de que se aproxima mi aniversario. Afortunadamente como está anotado por ahí, en alguna agenda, llegado el día simplemente la hacen cortita, el saludo no pasa de ser no más que un puro giño.
Para todo el mundo la verdadera fiesta es en realidad el 17, 18, y el 19, y a veces el 20, cuando hay un fin de semana entremedio. (Que país generoso). Aun cuando yo organice la mejor de las celebraciones la mayoría simplemente se excusarían de ir. Las justificaciones serían diversas y tontas, pero la verdadera razón para no asistir es no gastar anticipadamente energía de lo que será la gran tranca en asados, comidas y tragos.
Eso me ocurrió desde niño. La celebración de mi cumpleaños, que para un niño es la fiesta que le pertenece, que le canten cumpleaños feliz, la mesa llena de niños, globos, torta, abrazos, visitas inesperadas, siempre se postergó un par de días. Mis padres nada organizaban para ese día ya que desde hace varios días ya estaban preocupados de la gran fiesta familiar en casa de algunos de mis tíos. Generalmente la fiesta contemplaba matar un cordero así que por lo general la celebración debía ser en la casa de quien disponía de un patio importante, para albergar tamaña multitud.
En la celebración misma ya en pleno día dieciocho, se acordaban, sí, pero no es lo mismo, A lo más un besito de mis tías ya con aliento dieciochero, pasada a vino o chicha y lo que es peor a ajo, picoteando el pebre y preparando el encebollado para el ñachi. La fiesta en realidad era otra. Mi padre, aparte de matar, faenar y asar el cordero, llevaba el pandero en las tallas, aunque un poco malvado y sádico porque me usaba a mí como su muñeco para sus bromas políglota. Sumando y restando, no lo pasaba muy bien.
Ahora bien, si mi cumpleaños hubiera caído a la semana siguiente de dichas fiestas, seguro que la situación sería totalmente distinta.
Tendría un montón de seguidores que inmediatamente después de celebrar el 18, 19 y 20, a la semana siguiente ya me estarían rondando para celebrar mi cumpleaños. Algo así como un 18 chico.
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