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Somos fuertes parte 20

Los cuatro jóvenes amanecieron en la cama que ocuparían Israel y Flavio. Francis acostumbrada a madrugar, a las cinco de la mañana la joven se levantó. Vio todo el cuarto desordenado. Los tres hombres reposaban en la cama, dormían profundamente. A las seis de la mañana salió del cuarto y se fue en bata camino a la playa. Llevaba sus zapatos de tacón que usa para el espectáculo. La mujer salió del cuarto y se dirigió a la playa, el sol no se asomaba todavía. De reojo observó que la habitación en la que estaba Clara se abrió. El joven Alex salió del cuarto y vio que Francis estaba cerca de la otra alberca. Alex la siguió hasta un lugar en la playa. Ahí ella se quitó la bata quedando desnuda solamente usaba sus zapatos de tacón en color negro. La mujer se tumbó en la arena. Sintió rasposo en su trasero. Se dio cuenta que el joven Alex estaba detrás de las piedras observándola fijamente. Francis comenzó a tocarse hasta correrse.
La mujer se metió al mar, desnuda. Nadando llegó hasta la casa en la estaba con sus amigos y novio. Alex desde lejos la observaba. Llegó a la casa con la bata puesta, sabía que el hermano menor de su mejor amigo la había visto masturbándose.
Después del desayuno Israel la sorprendió.
- ¿A dónde fuiste en la mañana? – le preguntó Israel.
-Pues, lejos. Fui a caminar.
-Te vi, Francis – buscabas algo en el piso. Saliste del cuarto en bata y con los zapatos con los que coges. Y no lo niegues porque salí a fumar y te vi que caminabas a la zona de árboles.
-Fui a la playa.
- ¿Desnuda?
-Ay, Israel.
-Alex nunca había visto una mujer así. En bikini. No soy tonto.
-Relájate. Fui a caminar. Madrugo todos los días y me desperté muy temprano.
-Está bien - Israel finalizó.
Oscar y Francis se metieron a nadar al mar. Para poder entrar a la alberca tenían que bañarse. En la regadera al aire libre algo pasó.
-Oye ¿y si lo hacemos aquí? – le proponía Francis.
- ¿Aquí? No inventes. Dijimos que nada de exhibicionismo. Deja de estar de caliente.
- ¿Te vas a negar a mis encantos?
Debajo de las regaderas los dos jóvenes tuvieron sexo mientras Alex los observaba de lejos.
-Nos está viendo – le dijo Francis a su novio.
- ¿Quien? – preguntó.
-Alex.
-Pues que sepa de qué se va a perder por querer ser sacerdote – le decía Oscar mientras jadeaba y sostenía la pierna de su novia.
El adolescente los observaba teniendo sexo. El agua recorría sus cuerpos mientras Alex observaba a detalle lo que pasaba. El adolescente sentía cosas que no podía explicar.
Los novios terminaron, se limpiaron, se colocaron sus bañadores y fueron a la alberca.
El sol bañaba la piel de Israel. Tumbado en un camastro observaba a su hermano corriendo desesperado hacia su cuarto.
- ¿Qué le pasa a Alex?
- ¿A qué te refieres? – pregunta Flavio.
-Hoy en el desayuno estuvo raro ¿no crees?
-Está en una edad difícil, la edad de la punzada – le responde Flavio.
- ¿Dónde está Francis?
-Deben estar en el cuarto follando.
-Francis debe controlar esas ganas de follar todo el día.
-Es adicta al sexo ¿Qué esperabas? – reacciona Flavio.
La pareja llegó a la alberca y disfrutaron del sol. Mientras pasaba eso, Clara no se decidía si le enviaba ese mensaje al médico.
-Llevas días pensativa ¿todo bien? – la interrumpe su nuera.
-Sí. Bueno, no. Es que quiero hablarle, pero no quiero parecer una mocosa.
-Oye, el amor no tiene edad – Nuria la tomó de la mano – no le envíes mensaje, llámalo.
-Puedes hacerle una videollamada – las interrumpe Flavio.
-Voy a ver a Alex – Nuria se levantó de la silla.
- ¿Puedo? – le preguntó el joven médico a Clara.
-Por supuesto.
-Sabes, la última vez que vi feliz a mi papá fue cuando le dieron un consultorio personal. Y eso fue hace como veinte años. Nos vimos para comer y no le paró el pico en toda la tarde y ¿sabes quién fue el tema de conversación? Tú.
Clara miraba al joven rubio de ojos verdes.
-Dame tu teléfono y le hago la videollamada. Colocamos aquí el teléfono, te pones los auriculares y ya.
El joven llamó a su papá por el teléfono de Clara y el médico respondió a la videollamada.
- ¿Cómo va todo por allá? – se logró mirar el rostro del médico.
-Bien – respondió ella penosa.
Flavio los dejó platicando solos. Después de platicar se animó a decirle;
-Te extraño – Clara le dijo.
-Yo también – respondió él.

Continuará …

Texto agregado el 04-03-2023, y leído por 87 visitantes. (0 votos)


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