Cuestiones filosóficas
Jober Rocha
En un momento en que las virtudes sucumben a los vicios, en que los valores tradicionales , establecidos por la religión, han dado paso a comportamientos políticamente correctos, formulados por la ideología política marxista, que busca extender sus raíces por todo el mundo, apuntando a la instauración de una Nueva Orden Mundial en la cual el Creador ciertamente no participará, la gran pregunta que atormenta la mente de innumerables seres humanos al contemplar las injusticias cometidas por las autoridades, las enfermedades que afectan a los ciudadanos en todo el mundo, el desempleo y las necesidades insatisfechas, es la siguiente:
- Después de todo, ¿por dónde caminará nuestro Creador?
¿Dónde encontraremos a nuestro Creador, ese del que todos hablan, pero que nadie lo ha visto en vida? ¿Dónde estará? ¿Cuál es su objetivo? ¿Por qué no interviene para acabar con las injusticias, las enfermedades, el sufrimiento humano?
El filósofo Baruch de Spinoza (1632-1677) escribió un texto sobre el Creador, cuyo título pasó a ser conocido como “El Dios de Spinoza”. El texto decía: “Deja de ir a esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que crees que es mi hogar. Mi hogar está en las montañas, en los bosques, en los ríos, en los lagos y en las playas. Ahí es donde expreso mi amor por ti. Deja de culparme por tu vida miserable: nunca dije que hubiera algo malo en ti, que fueras un pecador o que tu sexualidad fuera algo malo. El sexo es un regalo que os di y con el que podéis expresar vuestro amor, vuestro éxtasis, vuestra alegría. Así que no me culpes por todo lo que te han hecho creer hasta ahora (...) Si no puedes sentirme en un amanecer, en un paisaje, en los ojos de tus amigos, en los ojos de tus hijo, no me encontrarás en ningún libro, aunque sea sagrado (...) No me busques fuera, que no me encontrarás. Búscame dentro de ti. ¡Ahí es donde me encontrarás!"
Mis queridos lectores, siguiendo las líneas de pensamiento de Spinoza, las respuestas a estas preguntas que dan nombre a este texto son tan obvias que solo los tontos no las entienden.
El Creador, con toda certeza, está en todo lo que nos rodea y en todos los seres vivos, como podemos maravillarnos en cualquiera de los momentos de nuestra existencia:
Está en manos de los compositores y músicos, que crean e interpretan melodías hechas con inspiración divina, para permitir que el ser humano sea elevado a Su dimensión.
Está en manos de los cirujanos, que cortan la carne enferma para corregir enfermedades que Él mismo destinó a sus criaturas enfermas, tal vez, para propiciar su evolución espiritual a través del sufrimiento y del dolor.
Está en manos de los artistas plásticos, cuando pintan, tallan o dibujan, transformando la nada en algo visible y admirado por otros seres humanos, pues les habla al corazón.
Está en manos de trabajadores manuales, que construyen o reconstruyen, día a día, la realidad en la que vivimos, sonreímos, sufrimos y somos felices o infelices.
Está en las palabras de los maestros, que disipan la niebla de la ignorancia, en la que todos estaremos sumergidos durante nuestra breve vida.
Está en la mente de filósofos, científicos y pensadores, alimentándolos con atisbos de Su Omnisciencia y propiciando el surgimiento de teorías sobre el pasado, presente y futuro de los seres vivos, desmitificando creencias y permitiéndonos conocer, paulatinamente, el universo por Él creó.
Está en los actos de valentía, justicia, compasión, amor, desapego y demás conductas virtuosas, practicadas en todo momento por los seres humanos en su vida social.
Está en los gritos y llantos de los oprimidos y de los que sufren la injusticia.
Está en las acciones de quienes combaten el despotismo, la ignorancia, los prejuicios y los errores, sacrificándose muchas veces en la ejecución de sus acciones.
Está en el corazón de quienes promueven el bienestar de la patria y de la humanidad y en el actuar de los gobernantes que son, por cierto, fieles y honestos representantes del pueblo y que les dedican toda su capacidad de trabajo y voluntad política, que son muchas veces incomprendidos por este mismo pueblo a lo que defiende y siempre son combatidos por espíritus malignos que solo anhelan poder y riquezas.
Está en los sueños de quienes quieren cambiar el mundo, reduciendo las injusticias, promoviendo el progreso, extinguiendo los prejuicios.
Está, finalmente, en toda la Naturaleza, porque Él es parte de ella y ella es parte de Él. El Creador no es un mero espectador de Su creación, situado en un plano distinto al de ella, desde donde contempla las vicisitudes y facilidades inherentes a la existencia humana. Como generador de toda vida, siempre estará presente dondequiera que ella se manifieste.
Él, sin embargo, ciertamente no se encontrará en los actos deliberadamente injustos, maliciosos, y menos aún en los vicios practicados por sus criaturas. Tampoco estará en las palabras de aquellos que, a cambio de dinero, afirman falsamente ante un público ignorante y crédulo que son Sus representantes en la Tierra.
No estará con las autoridades cobardes y traicioneras, que venden la patria por dinero o chantaje.
Finalmente, no estará con los que conspiran contra las virtudes y trabajan para hacer prevalecer las iniquidades, aunque, con su bondad infinita, extienda su perdón a todos ellos.
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