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Somos fuertes parte 18
Todo lo que había pasado generó dudas en Alex que seguía pensando en ese libro rojo que le dio ese hombre en el hospital. Un compañerito de su salón comentó que su tío es sacerdote y que siempre carga con su biblia, eso le prendió el foco a Alex que buscó en internet todo lo que tenía que saber.
-Hermano.
- ¿Qué pasó? ¿Ya revisaste tu glucosa?
-Ya. Está en noventa y dos.
-Muy bien.
- ¿Podría usar tu laptop? Es que tengo que buscar unas cosas – le preguntó el adolescente.
-Tomalá.
El joven investigó varias cosas acerca de la biblia, la iglesia, Dios y los sacerdotes. Sin pensarlo tanto el adolescente le dijo a su familia la intención que tenía. Todos hablaban en la mesa mientras él pensaba cómo intervenirlos.
-Quiero ser sacerdote – interrumpió la plática de su familia.
- ¿Qué dijiste? – le preguntó Nuria.
-Quiero ser sacerdote.
- ¿Sacerdote? – le pregunta su hermano.
-Sí. ¿Tiene algo de malo?
-No. Claro que no, hijo. Nos sorprende que quieras serlo.
-Creo que ese es mi camino.
Todos se sorprendieron de la decisión que estaba tomando Alex. Era extraño que un joven dijera que quería ser sacerdote. Nadie se lo podía imaginar.
Habían llegado las vacaciones. El adolescente pasaría a segundo de secundaria, a Israel le faltaban seis meses para terminar el servicio social, Clara y Medina iban demasiado despacio. La familia decidió tomarse unas merecidas vacaciones.
En la maleta de Israel iban sus respectivos juguetes sexuales, su lubricante, preservativos y su bañador. Un rastrillo, no quería ningún vello en esa área. Preparó su bronceador y cerró la maleta. A esas vacaciones invitó a su novio y a sus dos amigos. Sólo serían cinco días en los que pasarían muchas cosas.
En un lugar apartado de la ciudad, una casa a la orilla de la playa fue testigo de los momentos fugaces que disfrutan los cuatro amigos, la curiosidad que generó Francis en Alex y la necesidad de Clara de decirle a Medina lo que verdaderamente sentía por él se apoderaron de aquellas vacaciones.
Estaba en un lugar apartado, en una casa privada. Consistía de una casa lo bastante grande como para nunca encontrarse. Los cuartos del final del pasillo serían de los cuatro jóvenes y los cuartos que daban a la playa serían para los padres y abuela de Israel. Los tres jóvenes llegaron en avión mientras que Israel y su familia llegaron en automóvil.
El que recibió las llaves fue Flavio y entraron a la casa. Era un total paraíso. Horas más tarde llegó la familia. Entraron y dejaron la camioneta de Nuria en el estacionamiento. Israel vio a sus amigos después de mucho tiempo.
Los cuatro planeaban pasarla increíble. Seguirán con la misma dinámica, intercambiar parejas, con sus propias parejas y los cuatro juntos.
Continuará…
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Texto agregado el 18-02-2023, y leído por 58
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