Hace ya mucho tiempo, que uno de los hermanos menores de mi señora, me dijo que yo escribía bien. Y entendí porqué el verbo principal no lo usó en presente. Pero no así, el uso en pasado que hizo del mismo. Ya que realmente lo intenté, muchos años después de aquel diálogo. Entonces, me hizo la revelación de que había leído una carta que yo le envié a su hermana cuando éramos novios.
Y un aire de consternación viajó por mi cerebro con pasaje de ida y vuelta. Hasta que se detuvo cuando la conversación giró en otro sentido. Sin embargo, como el cuñado pernoctó en nuestro apartamento, tuve que esperar dos días para enfrentar a su hermana. Lo hice y élla admitió la posibilidad, ya que en su casa(dijo) había un recipiente, donde iban a parar todas las correspondencias llegadas.
Teniendo todos, la libertad de buscar las ‘propias’. Y leerlas, sin tener la obligación de retornarlas a aquel ‘pozo de la suerte’. Pero, qué cómo a nadie se seguía, la curiosidad jugaba un papel fuera de control. Y aunque mi salivación cambió de ritmo dentro de mi boca, entendí que cada hogar es una escuela incongruente, aún con las más cercanas. Pero no pude eludir un retrospectivo recorrido por los contenidos de mi amplio mundo corresponsal con élla.
Y despeiné mis greñas en todos los sentidos, rasqué mi frente de norte a sur y de este a oeste. Imaginando que mi línea de pensamiento no sé había limitado en llegar, solo al ser, con el que compartiría lo más íntimo mío. Pero cabría también ‘la posibilidad’ de que no pasara. Ó de que el cuñado fuera el único. Y de que solamente fuera con la carta, de la cual sacó la opinión que vertió dos noches antes.
Pero se opuso el recuerdo de una fatídica misiva, que emergió de mi pasado con ímpetu: la que, usando argumentos míos, nacidos de mi realidad, me anunciaba el fin del noviazgo. Más, por fortuna, el vocabulario y la redacción, aunque no la caligrafía, eran ajenos a mi novia. Tesis que enarbolé con fortaleza para derrotar el percance. Y un largo tiempo después, supe que había sido idea de una prima que en verano solía visitar su casa.
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