El viento frio, rosaba mi cara y achinaba mis ojos, y mas pesado era el oxigeno al entrar en mis pulmones, mis piernas parecían no dar más, pero sabía que no podría parar.
Por las calles de esa peligrosa zona de la capital, pocos carros se movilizaban en las madrugadas, por eso al escuchar algo más que el ruido de mis tacones al correr sobre la mugrienta acera llena de basura, lo supe de inmediato, me encontraron.
Solo alcancé a ver las luces del vehículo, dirigirse hacia mí, era mi final, sentí los músculos de mi cuerpo tensarse, lo miré por última vez tratando de transmitirle con mis ojos mi adiós.
Tenía claro las consecuencias de mis actos, yo lo había traicionado, siendo mi proxeneta, intenté alejarme sin pagar mi deuda, perdí mi oportunidad de escapar, pero aun así, aunque lo merecía, no quería ese fin, pero tampoco seguir huyendo.
Así que lo acepte, me acurruque, abrace mis rodillas y metí mi cabeza entre las piernas, sabiendo que el está apuntando su pistola hacia mi cabeza, escuche el disparo, sentí un dolor.
¿Esto es morir?, sentí miedo, dolor y despues, que mis pensamientos de desvanecían, pero aun así, sigo siendo yo…así que esto es morir.
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