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Somos fuertes parte 16

Nuria llegó corriendo a la delegación. La bebé estaba en perfectas condiciones. Gonzalo estaba en graves problemas.
Detrás del espejo estaba Nuria. El interrogatorio lo hizo una inspectora. Le realizó varias preguntas.
-Seré breve. Quiero que me diga ¿por qué sustrajo a la niña de la casa de sus padres? – preguntó la inspectora.
Gonzalo estaba temblando. El color se le había ido del rostro. No decía palabra alguna.
-Quiero un abogado – se limitó a decir el hombre.
-Se le asignará uno de oficio.
La inspectora que estaba con Nuria le dijo algo que no sabía ella.
-Después de lo que le pasó, talvez esté inestable.
- ¿A qué se refiere?
- ¿El señor es su hermano?
-Sí.
-Su hermano hace un mes estuvo internado en el hospital. Según el expediente dice que intentó suicidarse.
- ¿Cómo?
- ¿No lo sabía? – le pregunta la inspectora.
-Necesito aire.
Nuria salió al patio. Israel fue a casa de Cintia por su hermano. Necesitaba hablar con alguien. Emilio estaba con su madre mientras que Medina se mostró respetuoso, pero se acercó a la mujer.
- ¿Todo bien? – preguntó el médico.
-No. Me estoy enterando que mi hermano intentó suicidarse.
-Vaya, eso es delicado.
-Mi hermano y yo solo somos dos efectos colaterales de haber tenido unos malos padres. Mi hermano cargó con ellos y eso terminó por envenenarlo.
- ¿Qué piensas hacer?
Nuria guardó silencio.
Un abogado estaba con Gonzalo. El abogado tenía pocos recursos porque el inculpado cooperaba poco.
La inspectora le dijo que su hermano podría enfrentar el cargo de secuestro y eso le costaría por lo menos sesenta años de cárcel. En ese momento, Nuria recordó las palabras de Cintia la mamá de Oscar que estuvo encarcelada once años “en la cárcel ni el más fuerte sobrevive” “la cárcel es un infierno”
Se presentó frente al inspector y le dijo;
-Perdón por todo este alboroto.
- ¿Qué pasa?
-No lo recordaba. Quedé con mi hermano que se llevaría a mi hija. Lo olvidé por completo.
- ¿Me está diciendo que olvidó que su hermano se llevaría a su hija?
-Sí. Perdón.
El abogado que ayudó a sacar a Cintia de la cárcel, llevó el caso de Nuria. Fabricio trataba de ponerle pies y cabeza a lo que pasaba. Era evidente, Nuria estaba protegiendo a su hermano y no presentó cargos en contra de él.
-El delito que cometió su hermano se persigue de oficio, lo denuncie o no – le aclaró Fabricio Medina – pero su versión de que “quedé con mi hermano que se llevaría a la niña” cambia las cosas. Me quiere decir ¿Qué pasa?
-Mi hermano está celoso. El hostigamiento de mi madre, las humillaciones de mi padre, inclusive la inmadurez de mi hermano lo llevó a hacer esto. Yo no sabía que había intentado suicidarse. Recuerdo lo que me dijo Cintia, la cárcel es un infierno.
- ¿Lo está protegiendo?
-Lo único que quiero es irme de aquí.
La versión de los hermanos no convencía a nadie. Las investigaciones seguirían y Gonzalo podría irse a su casa, pero no podría salir del país. La policía investigó las cámaras de los lugares a los que fue Gonzalo y notaron que lo único que hizo fue llevarla a los juegos de la plaza comercial, comprarle juguetes, llevarla a comer y pasarla bien con la niña. El hombre no tenía antecedentes penales, era un hombre tranquilo. Fabricio sabía toda la verdad y entendía que no quería hacerle el mismo daño que sus padres le hicieron a ellos dos y que Gonzalo es una víctima más de una madre tóxica y un mal padre.

Nuria con dificultad iba a trabajar, necesitaba reincorporarse a sus actividades. Todo había regresado a la normalidad, pero Clara había dejado de ir a sus clases de baile, computación y de inglés. Todos preguntaban por ella. Medina le llamaba todo el tiempo, pero ella no contestaba. Nuria habló con ella.
-Tienes que salir. Ir a tus cursos – le dijo Nuria en su pequeño cuarto.
-Yo fui la culpable y todo por estar perdiendo el tiempo. Ya esas cosas del amor no son para una vieja como yo – se quejó Clara.
-No digas eso.
-Ese médico me robó el aliento. Después de tantos años me sentí deseada. Me palpitaba el corazón cual lo veía, pero me di cuenta que por andar en esas tonterías se llevaron a la niña.
-No eres culpable. No sabía lo que Medina había causado en ti. En todo caso yo tengo la culpa porque Camila es mi hija y es mi obligación llevarla a la guardiera. Pero sabes que eso no será un problema. Podré llevar a la niña más temprano. No quiero que estés así.
En las escaleras, Israel escuchaba la conversación de las dos mujeres.

Continuará…

Texto agregado el 04-02-2023, y leído por 40 visitantes. (0 votos)


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