Te caiste del cielo, Alina,
y qué hermoso accidente sos.

Un ángel como vos no debería bajar
a visitar a un mortal que se cree inmortal,
aunque sea por piedad.
Los mortales que nos creemos inmortales
no entendemos ni siquiera la palabra adiós,
imaginate el idioma de los ángeles.

Aún asi, era tan fácil amarte, Alina,
por la sencilla razón de que el amor
era un idioma fácil,
muy fácil para vos.

Ahora creo en todo eso, Alina,
en las cajas de bombones,
en los osos de peluche,
en los ramos de flores.
y también en el dolor de no tener ya
a quien regalárselos.

Migajas al lado de tantos milagros, Alina,
migajas.

A veces llorando miro al cielo.

Y en el fondo de mi corazón
me da alegría por vos.


...