Magia.
Cierto día, al despertarse un niño de corta edad le dice a su madre que cuando sea grande quiere ser mago.
Su madre con una sonrisa le pregunta cuál es el motivo que lo motivó a tener ese pensamiento a lo que el niño le responde que había visto unos dibujitos donde un mago con capa, galera y una varita mágica, hacía aparecer unos lindos conejitos y que él quería hacer lo mismo.
Bueno, bueno, no debes creer todo lo que ves en los dibujitos, eso no es magia, es simplemente para que los niños se entretengan.
El niño se sintió desilusionado por lo dicho por su madre al pensar que la magia no existía.
Ella notó esa desilusión y le dijo que la verdadera magia existe y que ella cada día va a mostrarle la verdadera magia y cómo él podría ayudar a que existiera.
El niño se levantó y se puso a jugar olvidándose de la conversación que había tenido con su madre hasta el día siguiente.
Era un hermoso día de verano y muy temprano, mucho más de lo acostumbrado cuando sintió la caricia de su madre para despertarlo.
Buen día, le dijo su madre, hoy voy a empezar a mostrarte la verdadera magia, no te asustes, sé que aún no es hora de levantarte, pero esta vez vamos a aprovechar el día, es domingo y no hay clase en la escuela, pero yo voy a cumplir lo que te prometí, vamos a r con nuestros propios ojos, la verdadera magia.
El niño a pesar del sueño que tenía, estaba entusiasmado por ver la magia que su madre haría y así se lo dijo a lo que ella le contestó que si, vería magia, pero que ella no la haría.
Vistió al niño lo asomó a la ventana y le dijo que mirara detenidamente y vería una de las formas más hermosas de la magia.
El niño no entendía nada, pero hizo lo que su madre le pedía, se puso a mirar el amanecer con sus hermosos colores, tenía la suerte de vivir en el campo, aunque la madre le explicó que en cualquier parte podría ver la belleza de un amanecer y que eso era magia, la verdadera magia.
El niño volvió a la cama y se durmió, pero a más tarde la madre le dijo que iba a mostrarle más magia y lo llevó al jardín, le hizo sentir el aroma de las flores, mirar sus colores brillantes y con gotitas de rocío que las hacían más bellas aún y le dijo que eso también era magia.
El niño mucho no entendía debido a su corta edad, pero así, día tras día la madre fue mostrándole la verdadera magia, una noche estrellada, una puesta de Sol, la Luna en su esplendor, el nacimiento de un animal que tanto se da en el campo y hasta los días lluviosos y los años fueron pasando y el niño creció y sin que su madre tuviera necesidad de explicarle, había entendido la hermosa lección sobre la magia y un día cuando aún era un niño le dijo a su madre que al fin había entendido lo que era la magia a lo que ella le preguntó qué era para él la magia a lo que su hijo le respondió…
¡La magia eres tú!
Omenia
26/1/2023
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