Este sueño se volvió líquido
y se escurrió de mis manos.
Yo
que sigo su rastro por las juntas
de las baldosas desteñidas
en la casa donde crecí
me niego a la oscuridad encendida
en el velador
de mi abuelo.
Cuánta falta me hace su voz
para llenar los recovecos
de la duda,
para aplacar la tormenta que asola
desde el día en que cerraste
la puerta
sin decir una sola palabra
dónde poder guarecerme.
¿Se acabarán los dolores de este parto atascado en mi memoria?
Será cuestión de hablar, aunque no me oigas
o simplemente dejar que el tiempo
me lleve hasta el cementerio.
Texto agregado el 25-01-2023, y leído por 136
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Lectores Opinan
25-01-2023
Bellas y sentidas, cuando se anhela el encuentro, dejó huella. 5* Lider_de_masas