Inicio / Cuenteros Locales / KARISTESE / Somos fuertes parte 14
Somos fuertes parte 14
Elena se las ingenió para entrar a la institución. Le dijo a la nueva coordinadora que quería darles una actividad a los niños. Es fácil confiar en las personas que tienen buenas intenciones. Pasando las siete de la noche, la nueva coordinadora cierra todas las oficinas y deja un juego de llaves en el cajón, eso lo vio cuando entró a la oficina de la dirección. De nuevo se encargó de dejar la ventana abierta. El carro lo dejó en la esquina. Buscó la manera para que nadie la viera que se escondía en la lavandería. Entrada la media noche salió de la lavandería entró por la ventana y tomó las llaves, revisó los papeles, pero no había nada.
La mujer logró escabullirse entre la oscuridad por la ropa discreta que traía. Entró al archivo y revisó las últimas adopciones. Según lo que Nuria le platicó a ella, la adopción se había dado hacía ocho años. Revisó los papeles apoyada con una lámpara. Después de buscar y buscar, apareció el archivo.
El expediente de Israel estaba en un folder color verde. Contenía las entrevistas de Nuria y Emilio. Todos los requisitos y las fotos del pequeño. Pero era un documento en especial que llamó su atención. Era una referencia. Ahí estaba la respuesta.
Elena sabía la verdad. Sabía que había cometido un grave error al dejar abandonado a su suerte a su hijo en un orfanato. Pero no perdió la esperanza. Decidió callar y seguir conviviendo con la familia de su nueva amiga, era la única posibilidad de tener cerca a su hijo.
El que planeaba arruinar la vida de Nuria era Gonzalo. No se quitaba de encima a su madre, estaba harto de todo lo que le había pasado.
Pensaba en cometer una desgracia sin importar el dolor que le ocasionaría a su propia hermana.
Mientras tanto, el doctor Héctor Medina pretendía a Clara.
-Hola – dijo discretamente Medina desde afuera de la casa.
-Doctor – expresó clara sorprendida.
- ¿Cómo está?
-Bien. ¿Qué hace aquí? - pregunta Clara.
-Vengo por ese cafecito tan rico que hace usted.
La mujer abrió la puerta al médico que portaba ropa de civil. Los dos adultos se sentaron en la mesa que tienen en el patio.
Charlaron. Medina no le quitaba los ojos de encima a la mujer.
- ¿No tiene trabajo? - Clara preguntó nerviosa.
-Sí. Pero es viernes. Y salgo temprano. El área de medicina familiar no trabaja por las tardes.
-Entiendo. ¿Mañana trabaja?
-No – responde inmediatamente.
-Quiere ir a la iglesia. No es ir a misa. Es una clase de baile.
-Claro. ¿A qué hora?
-A las nueve.
Medina tocó a la puerta en punto de las ocho de la mañana. Israel lo miraba con recelo. ¿Qué hacía ahí? Se preguntaba el joven. Le envió un mensaje a su novio para decirle que su papá estaba ahí.
-Buenos días, doctor – dijo Israel.
-Igualmente, doctor – respondió Medina.
Esa respuesta fue extraña. Todos en casa saben el repudio que le tiene Israel a Medina en especial el odio que Oscar vocifera por el experimentado doctor.
Los dos mayores llegaron a la explanada trasera de la iglesia. Todas las mujeres comenzaron a cuchichear. Estaban sorprendidos que un hombre alto, calvo y guapo (para ellas) acompañara a una mujer tan seria como Clara. Los mayores se colocaron en sus lugares. La pareja se colocó hasta atrás. El profesor comenzó la clase con un calentamiento y después con los brincos. Veinte minutos después, una adulta mayor se quejó de un dolor en el pecho y se desvaneció. Los adultos se acercaron a ella y Medina de inmediato les dijo que despejaran el área. Solicitaron una ambulancia. Medina hizo reanimación. Dijo que había sido un infarto.
Aunque los mayores estaban asustados, Clara se había convertido en una atracción. Todos hablaban de la hazaña que había cometido su supuesto novio.
La ambulancia se llevó a la mujer completamente restablecida gracias a la intervención de Medina.
Continuará…
|
Texto agregado el 22-01-2023, y leído por 50
visitantes. (0 votos)
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login
|