Cuando uno menos se lo imagina
pueden llegar los invitados del día anterior
como pálidos encuentros nocturnos
o bien en la acechanza
del viejo roble que descansa
allá donde no llegamos.
Los que ya juraron
arrepentidos,
regresan y lamentan su fortuna
pues el sol se ha puesto sin siquiera
advertir del riesgo constante
en que viven los viajeros,
las palabras, los amantes.
Texto agregado el 10-10-2004, y leído por 162
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Poesía en todo el sentido de la palabra. Te felicito. Dainini
06-11-2004
Me alegro de reencontrar tu poesía y, especialmente, este poema tuyo me deja pensando, con la mirada perdida por entre el vaiven de un mar agitado, que estalla su furia contra la playa. maravillas