El año que comienza no precisa
homenajes ni un rito elegante.
Tampoco necesita que la prisa
caprichosa lo lleve hacia adelante.

Es solo un día más con sus opciones
y sus ríos traviesos que han llegado
para seguir su curso sin prisiones
hechas con los temores del pasado.

Un día y otro más hacia el futuro
que está esperando siempre en una esquina
mientras pasan los años como flechas.

Años audaces que trepan el muro
de este tiempo fugaz cuando ilumina
la vida aunque se pierdan las cosechas.